Reseña del libro “Esperando el diluvio”, de Dolores Redondo
Hace pocos días le decía a Dolores Redondo que se había convertido en la “Reina Midas” de la literatura, pues convierte en oro todo lo que escribe.
Yo sé que nunca nada es tan sencillo como nos puede parecer desde fuera, y una no se convierte en la #Damadelastormentas por pura casualidad, detrás hay empeño, buen hacer y muchísimo trabajo.
En este país hay un puñado de autoras y autores, entre los que está Dolores Redondo, que me importan, y me importan porque saben acercar la lectura a más lectores, pero sobre todo crean nuevos lectores, y así, han encontrado la manera de subir esos índices de lectura de nuestro país que yo creo que han llegado a unos niveles bastante interesantes.
En esta ocasión vamos a ir juntas más allá de la tormenta y me adentro, con una buena copa de vino, a la lectura de Esperando el diluvio.
Y el diluvio llega, así, gota a gota, casi sin darte cuenta.
“El niño se detuvo en el umbral. Tembló al sentir el intenso frío del exterior. Extendió su mirada sobre la superficie quieta de las aguas del lago, que brillaban bajo la luz de la luna llena, y, después, hacia el cielo. El llanto incipiente le nubló la vista. No quería hacerlo. Quería regresar dentro, junto a la estufa, quería leer un cuento y dormirse allí. Cuando se quedaba dormido en el suelo frente al fuego, nadie se molestaba en llevarlo a la cama, y así él podía descansar….”
Y naturalmente la copa de vino se hace corta, porque la noche la preveo larga, y alargo la mano para tener cerca el resto de la botella 😉
En esta ocasión, la donostiarra, Dolores Redondo, nos lleva a Bilbao, y yo me he alegrado. Me gusta Bilbao y conozco esas calles por las que me pasea. Desde hace unos pocos años aprovechamos algunos fines de semana para acercarnos. Cuando vi que la principal parte de la acción se desarrollaba allí lo primero que pensé es que a Bilbao le había tocado la lotería. Porque estar en la ruta literaria de esta autora, no es algo baladí. Todo suma.
Si hay alguien esperando que le cuente algo de la historia ya puede abandonar la idea, ya saben que poco les diré más allá de que, en esta ocasión, los personajes protagonistas son hombres, y creo que ha sabido perfectamente asumir y adentrarse en ese papel como autora y construir unos personajes tan creíbles que daban ganas de acercarnos a la historia para saber cuánto de verdad hay en cada uno de ellos.
Es cierto que entre los años 1968 y 1969, fueron asesinadas varias mujeres en Glasgow, de las investigaciones policiales se puede saber que tres de ellas fueron Patricia Docker, Jamima McDonald y Helen Puttock. Las tres estaban casadas, habían acudido a un baile a pasar una noche sin sus parejas, tenían la menstruación y fueron estranguladas y agredidas sexualmente. A pesar del intento de la policía por ocultarlo finalmente debieron hacer público que había un asesino en serie suelto en la localidad, al que definitivamente ya habían bautizado como John Biblia.
Ahora ya tendrán que leer ustedes el libro para enterarse cómo y porqué acaban en los años 80 en Bilbao tanto Biblia como Noah Scott, ese investigador de la policía escocesa al que ya no van a poder olvidar.
Y sí, mientras leo esta historia, que como ya se pueden imaginar me enganchó rápidamente con ese estilo ágil y particular de Dolores para meternos en el ambiente a través de esa humedad que hace que se adentre y se apodere del lector, avanzo en la lectura, y estoy Esperando el diluvio, y el diluvio va llegando, de hecho, recrea el del 26 de agosto de 1983 en el que llegaron a caer en algunas localidades hasta 600 litros por metro cuadrado.
Y el diluvio estalla…
Y estalla Bilbao…
Y estalla la historia!!!
Y no vayan a creer que en esta ocasión van a faltar las mujeres fuertes, las mujeres buenas…, y malas, esas a las que nos tiene acostumbrados la autora; están, y todas ellas forman parte de este diluvio, todas están y resultan imprescindibles en la historia. Imprescindibles como ese amor de hombre en boca de la bilbaína Amaya, ya saben, esa extraordinaria cantante de Mocedades…
Que ya les digo yo que, porque eso pasa todo en Bilbao, pero que si hubiese pasado en el lugar en el que yo vivía por aquellos años, también podría haber sonado esa misma banda sonora… En realidad, yo sería la vecina pesada que estaría todo el día con esa cinta, vuelta y vuelta.
Dicen que cuando uno pierde la memoria suelen quedar fijadas algunas canciones en su mente que nunca se llegan a perder, siempre que sean en el idioma materno, pues bien, las de Mocedades y Serrat, serán de las que sin duda estarán fijada en mi mente por toda mi eternidad.
En cuanto ese pequeño homenaje que hace a las gentes de la radio, me uno, no hay nada como la radio para sentirte acompañada. Y que de la misma forma que tengo grandes amigas y amigos en el mundo de los libros, las tengo en el mundo de la radio.
Ya sabemos que Dolores está ahora placeándose por todo el país para presentar este estupendo libro, sé que tiene que disfrutar del éxito y firmar muchos ejemplares, pero … Como a todos sus lectores ya me apremia la necesidad de leer otro libro suyo 😉
Hola, Susana. Saludos desde Guanajuato, México. Admiro la pasión que tienes por la literatura. Un abrazo. Que vivas un 2023 maravilloso.