Reseña del libro “Estado: dejando de buscar” de Elena Canales
Todas nosotras hemos crecido con el ideal del amor romántico, un ideal que el cine y la literatura se han encargado de alimentar, conformando un monstruoso constructo social con el fin de idealizar relaciones amorosas, donde la mujer sueña con un príncipe azul que le rescate, perpetuando de esta manera, una figura femenina vulnerable, dependiente y necesitada de protección. Siempre he considerado que existe una carencia de educación emocional que no se aborda ni desde el colegio ni desde la propia familia, una educación emocional que permita poder gestionar eficazmente nuestras relaciones para con los demás y para con nosotros mismos. A mí me habría gustado no tener que ser adulta para darme cuenta de todo lo que conlleva la romantización de las relaciones y saber que ver Grease en bucle me iba a pasar factura. Por eso cuando llegué a la universidad y tuve la oportunidad de abordar esta materia, la escogí como tema para mi prácticum y siempre que tengo la oportunidad me gusta leer sobre ello y ahondar en otras perspectivas. Y a pesar de todo esto, conforme iba leyendo la novela, he deseado en mi fuero interno que Elena (nuestra protagonista) tuviera un final de cuento, de esos de ser felices y comer perdices. Definitivamente aún me queda un largo proceso de deconstrucción.
Pero comenzando por el principio, en Estado: dejando de buscar, nuestra autora se abre en canal para contarnos a través de un valiente relato, cómo las altas expectativas derivadas de este amor romántico le condicionan en sus relaciones de pareja, cómo esa búsqueda de la eterna felicidad a través de encontrar la media naranja nos produce una constante insatisfacción. Elena se encuentra continuamente juzgada por los demás, porque esas expectativas no solo se encuentran en uno mismo, sino que también están insertadas en la sociedad. La gente no entiende que cuando llegues a una determinada edad no tengas pareja y esa expectativa provoca inseguridades en uno mismo, uno se empieza a plantear si hay algo que falla, si hay algo que no estamos haciendo bien. Pero nuestra protagonista no estará sola en ese devenir de amores y desamores, ya que sus amigas se presentan como un pilar fundamental, una fuente eterna de apoyo incondicional y cariño, un pilar que se mantendrá firme y constante en contraposición de su voluble vida amorosa. Aunque la vida sentimental de Elena conforma la parte más importante de Estado: dejando de buscar, también nos cuenta cómo tiene que hacer frente a una depresión en un momento muy duro de su vida. Me parece fundamental que se aborden estos temas, ya que la salud mental suele ser un tema tabú sobre todo en estas novelas de carácter fresco y ligero.
En Estado: dejando de buscar la autora nos presenta una visión de las relaciones diametralmente opuesta que la que yo tengo, intuyo que somos dos mujeres con percepciones totalmente diferentes sobre la mayoría de aspectos pero sin embargo he conseguido empatizar y compartir muchas de las frustraciones que se exponen acerca de las mismas. Y sobre todo y lo más importante; he recordado la importancia de seguir cuestionándome.