Creo que fue en el programa ‘El Objetivo’ donde Iñaki Gabilondo dijo una de esas frases que nos dan la razón a los que le consideramos como el mejor intérprete de la actualidad española: «Vivimos entre bostezos tiempos apasionantes», sentenció el periodista. Me parece un resumen perfecto de cómo nos estamos enfrentando a la época más entretenida a nivel informativo que muchos hemos presenciado en toda nuestra vida. El problema, seguramente, es que además de no enterarnos de buena parte de lo que ocurre a nuestro alrededor es que no sabemos valorarlo en frío, ya que en la sociedad de desenfundar el móvil y disparar un tuit lo más rápido posible, la documentación y la profundización sosegada en los temas han acabado desplazadas a un plano marginal, casi reservado para los académicos.
José Luis Pardo, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, es un habitual en el arte de recoger las inquietudes contemporáneas hacernos ver que casi nada es tan nuevo como parece, ya que mucho de lo que ahora ocurre no es sino una actualización de lo que aconteció décadas e incluso siglos atrás. En el caso de Estudios del malestar, libro que fue galardonado con el premio Anagrama de ensayo 2016, Pardo centra su reflexión en el fuerte desencanto que se vive en el mundo desarrollado desde el estallido de la última gran crisis económica y en cómo algunos intentan aprovecharlo políticamente.
Una de las cosas que más he apreciado de este ensayo es que, a pesar de que trata ideas y conceptos realmente complejos, el autor trata de hacer atractiva la lectura por medio de la inclusión de comparaciones y metáforas, de algunos toques de humor o de ejemplos de la historia española reciente. Podría decir que Pardo juega con la filosofía, combinando reflexiones trascendentales con otras mucho más mundanas, que toman como referencia eslóganes publicitarios o anécdotas divertidas para hacer más fácil al lector la digestión de sus ideas. Aun así, no diría que es un libro asequible para todo tipo de lectores ya que, al menos por mi parte, ha requerido de esfuerzo y de búsquedas en Google para comprender algunas de las referencias e ideas —y, con todo, creo que me ha quedado una buena parte por comprender—.
Hay otros asuntos, eso sí, en los que, aun sin que el autor haga referencia directa a los protagonistas, es fácil deducir a quienes señala con sus palabras. Por ejemplo, en lo relativo al populismo; buena parte de las advertencias y consideraciones que pone el filósofo sobre la mesa aluden a Podemos, un partido que en sus poco más de tres años de vida ha levantado numerosas ampollas en la clase política tradicional, si bien no ha conseguido todavía su propósito de tomar el cielo, ni por asalto, ni por consenso. Sin compartir completamente su visión sobre el fenómeno del populismo —que, a grandes rasgos, se puede resumir en que es la forma en la que los antiguos comunistas han conseguido disfrazar y hacer su mensaje más atractivo para el pueblo— el repaso que hace, tanto a nivel filosófico como político, en torno a cómo ha ido evolucionando el pensamiento desde mediados de siglo pasado hasta la actualidad me ha resultado brillante y enriquecedor. Al fin y al cabo, lo más positivo para forjar un juicio propio es escuchar los razonamientos de muchos otros, especialmente si son tan trabajados como el de Pardo.
Si en una novela lo principal que busco es que haya un buen narrador detrás que consiga mantenerme atento hasta la última línea, en este tipo de ensayos mi principal motivación es que sean capaces de hacerme pensar y creo que, independientemente de las ideas que defienda cada uno, Estudios del malestar es un texto muy interesante para todos aquellos que quieran tener unas cuantas horas de reflexión sosegada en torno a por qué se están produciendo cambios tan importantes e imprevisibles a nivel mundial.