Ocurrió un incidente curioso mientras estaba leyendo este libro y creo que no está de más comentarlo. Seguro que muchos todavía os acordaréis (si es que para cuando se publique esta reseña el individuo al que voy a nombrar no ha preparado un show aún más bochornoso bochornoso): Juan Torres, catedrático de Economía, acudió al programa televisivo La Sexta Noche para presentar su último libro. Ante las acusaciones y las interrupciones continuadas de Eduardo Inda, periodista y desde hace no mucho tiempo propietario de un diario digital, el economista tuvo que abandonar el plató, ante la sorpresa del presentador, que no entendía por qué no se quería someter a ese juego. Minutos antes Inda había puesto en duda el testimonio del padre de uno de los militares fallecidos en el accidente del Yak-42, había banalizado sobre las responsabilidades de la Guerra Civil y había menospreciado a un compañero de profesión en repetidas ocasiones llamándole Copérnico cada vez que éste le interpelaba por la forma en la que sus reporteros hacían su trabajo. Y todo ello en menos de tres horas. ¿Cómo no va a estar en duda la legitimidad del periodismo cuando se permiten prácticas como estas semana tras semana? Sobre ello precisamente, sobre el papel de los medios, habla Ética de los medios de comunicación, el ensayo de la doctora en Filosofía y periodista chilena María Javiera Aguirre.
Es un libro que me ha hecho regresar mentalmente a mis todavía no muy lejanos años de universidad, ya que la gran mayoría de los pensadores que la autora chilena toma como referencia para construir su texto son muy habituales en las aulas de periodismo. Eso sí, he agradecido poder leer las aportaciones de autores como Castells, Habermas o Tocqueville sin tener que memorizarlas a toda prisa y con litros de café de por medio. Estoy seguro de que por eso he podido no solo comprender mejor sus ideas, sino también interiorizarlas. Y hasta disfrutarlas, por qué no decirlo.
Lo que sí que hay que dejar claro es que esta obra está muy enfocada a personas si no vinculadas, sí al menos enormemente interesadas en la profesión. Es un texto con una fuerte carga teórica, en el que la autora se esfuerza en destacar las diferencias entre las premisas con las que nació la prensa y los intereses que la mueven hoy en día. Romero busca remediar los vicios en los que ésta ha caído aplicando reformas éticas a tres niveles: el periodista individual, la empresa periodística y el sector profesional. Las propuestas de la autora no pueden catalogarse como milagrosas ni excesivamente originales, pero tampoco lo pretenden; de hecho, el valor de este ensayo, en mi opinión, se encuentra en comprobar cómo adoptando una serie de medidas coherentes —como puede ser la aprobación del Estatuto del Periodista Profesional, que tantos años lleva parada y que dotaría de base legal a la profesión— se podría avanzar en la recuperación de un oficio que ha sufrido crisis de todo tipo en los últimos años, pero que sin duda debe priorizar en reconquistar el prestigio perdido ante la opinión pública.
Ética de los medios de comunicación, en definitiva, es un ensayo bien estructurado y que recoge con sencillez y precisión los aspectos más importantes para entender cómo ha llegado el periodismo a la situación en la que se encuentra, cuáles fueron los pilares en los que fundamentó su papel y qué pasos hay que dar para que esta bella profesión pueda recuperar su sitio. Y episodios como el que he narrado al comienzo de este texto me dejan claro que la necesidad de tomar medidas es realmente alta.