Reseña del ensayo “Ética para Celia” de Ana de Miguel
Ana de Miguel en su libro Ética para Celia propone reflexionar sobre el significado de llevar una “vida buena”. Como ella misma confiesa, llevaba a sus hijas e hijos a todo tipo de actividades extraescolares regladas sobre todo deportivas y un día se dio cuenta de que, entre tanta actividad, había olvidado hablarles de cómo vivir y para qué. Por eso escribió este libro, donde te invita a pensar, cuestionar y reflexionar sobre el sentido de la vida, desde un punto de vista del feminismo de la igualdad.
Ana de Miguel es profesora titular de Filosofía Moral y Política y de Historia de la Teoría Feminista. En el libro justifica su práctica en favor de los derechos de las mujeres desde su tierna infancia cuando le plantó cara a su madre y se negó a hacer las labores “supuestamente de chicas” en el ámbito doméstico como recoger y poner la mesa, a menos que sus hermanos, varones y mayores, no lo hicieran también.
Ética para Celia está escrito desde el vocativo en constante diálogo con el personaje de Elena Fortún, que sirve de apodo de su hija. Además incluye a modo de registro algunos diálogos que la autora mantiene con su alumnado en clase y le sirven de ejemplo para demostrar lo disciplinado de los cuerpos en el patriarcado. Como cuando su alumnado feminista, defiende a Nietzsche obviando que consideraba a las mujeres “el juguete más peligroso”.
Escrito con un lenguaje claro, ingenioso y cercano hace un repaso por las disciplinas de la filosofía desde el principio de la historia de las ideas. Llegando al actual y popular Merlí de la famosa serie, que comenzó sus clases diciendo aquello de: “Quiero que os empalméis con la filosofía”, a lo que Ana de Miguel responde muy acertadamente: “Mire, señor de sesenta años, estamos de androcentrismo hasta los ovarios”.
Es hora de hacer autocrítica. Por algo la ética es considerada la rama práctica de la filosofía. Se trata de revisar lo que consideras aceptable desde la nueva perspectiva que te plantea Ana de Miguel. Siguiendo la tradicional y canónica obra de Aristóteles, Ética a Nicómaco, la autora busca escribir algo más conforme con estos tiempos, pues como dice desde la primera página, no está pensada por y para varones, como la del de Estagira, sino que, por el contrario, Ética para Celia está escrita por una mujer y pensada para ambos sexos. Sin doble verdad. Tanto hombres como mujeres son sujetos morales legítimos y, por tanto, susceptibles de revisar las concepciones éticas aunque sea dentro de un sistema patriarcal.
La estructura comienza con una primera parte, donde hace un repaso crítico de la historia oficial de los distintos campos del saber, denunciando la misoginia y el androcentrismo desde la mitología grecorromana hasta las ciencias actuales, pasando por la epistemología, el cristianismo y personajes como Darwin, Freud, Levi-Strauss o Simmel. En la segunda parte reflexiona sobre los requisitos que propone para llevar una buena vida y habla de la realización a través del trabajo, de la necesidad de compartir cuidados, de la interdependencia y de la importancia del reconocimiento entre iguales. A modo de epílogo se anuncia las consecuencias de esta actitud crítica en una posible revisión de la política. Queda abierta una profundización en este sentido.