Simone de Beauvoir decía en el Segundo sexo que “no se nace mujer, se llega a serlo”. Era su manera particular de referirse y sacar a colación lo que hoy en día denominamos como roles de género. La sociedad, en función del género al que pertenecemos, nos instruye sobre cómo debemos ser y actuar y nos dicta el camino que debemos seguir a lo largo de nuestra vida, más aún en la época de Simone en la que las personas, en especial las mujeres, tenían menos voz y poder de decisión sobre sus vidas.
De esta premisa parte el libro más personal de la periodista catalana Joana Bonet, Fabulosas y rebeldes. El libro es una especie de crónica sobre la vida de la autora desde que era una niña que creció en un pequeño pueblo entre Girona y Lleida hasta que llegó a dirigir algunas de las revistas femeninas más famosas de nuestro país. Estas memorias están formadas por un compendio de reflexiones, recuerdos y, sobre todo, referentes femeninos que marcaron a Joana trazando la senda de su vida y su evolución como mujer. No obstante, el libro se divide en dos partes, una primera en la que se centra en sus propias experiencias y una segunda en la que el foco se pone en momentos importantes en las vidas de algunas de las mujeres más populares y fascinantes de la historia como Coco Chanel, Zenobia Camprubí, Patricia Highsmith, Sylvia Plath, Lee Miller, Natalia Ginzburg, Marguerite Duras, Dorothy Parker, Nina Simone, Carmen Laforet, Patti Smith, Gala Dalí, Véra Nabokov… Mujeres que han sido un referente y un espejo en el que mirarse porque despejaron un camino lleno de maleza por el que ahora andamos todas y porque, al fin y al cabo, somos fruto de sus logros
Alcanzaron el vértice de la pirámide. Desvirgaron prejuicios y abrieron puentes mentales que trastocaron mi visión del mundo y adecentaron mi sentido de la belleza. Parecía que lo tenían todo. Excepto la felicidad. Ese fue el precio que tuvieron que pagar por cambiar la dirección del viento, y que ninguna otra debería volver a pagar. Por ser mujer.
He de reconocer que aunque lo que despertó mi interés en este libro fueron los nombres de todas esas mujeres que han conseguido pasar a la historia por su talento y por sus fuertes y carismáticas personalidades, una vez acabado la parte que más me ha fascinado es en la que la autora viaja a su infancia y juventud y reflexiona sobre el modo en el que fue siendo consciente de las limitaciones impuestas por su género. Joana trata diversos temas y preocupaciones que han afectado a las mujeres desde siempre como el amor y las relaciones tóxicas, los cánones de belleza o los roles establecidos por la sociedad, los peligros físicos que acechan a la mujer como el miedo a andar sola por la calle de noche, el deseo y la sexualidad femenina, la maternidad, la introducción de la mujer al mundo laboral fuera del hogar y el concepto de superwoman, la estigmatización de la palabra feminismo y el miedo de muchas mujeres (antes y ahora) de definirse como tal por el que dirán o porque no acaban de entender bien su significado…
«Tú vives de la herencia de muchas generaciones de mujeres que no hace tanto no podían votar, pisar una biblioteca, tener cuenta corriente propia, ni cruzar la aduana de Andorra si no iban acompañadas por su padre o su marido. Hasta hace un cuarto hora éramos menores de edad. Deberíamos ser conscientes de ello y no romper la cadena». Le respondí que no tenía conciencia de haber vivido como una ciudadana de segunda. Pero aquello fue el detonante para empezar a autoexaminarme: ¿Por qué siempre que me relacionaba profesionalmente con hombres estaba tan seria?, ¿acaso era un imperativo para ser respetada? Levantar un muro de profesionalidad, sin grietas para que se filtrara lo personal. Convencer en lugar de reivindicar, me decía, pero, en realidad, ¿era esto posible sin unos mínimos de igualdad? Los primeros envites no tardaron en llegar.
Además de ser un recorrido vital sobre lo que es abrirse un hueco en el mundo siendo mujer, también nos muestra lo que fue criarse en plena transición española con la apertura que eso supuso hacia el resto de Europa y, en definitiva, de lo que es crecer en general, con los vaivenes emocionales propios de los cambios de etapas, los obstáculos que hay que saltar en cada una de ellas, la adaptación a los diferentes entornos en los que nos vamos introduciendo, las personas que van y que vienen, los periodos de lágrimas y los de risas… De entre todos, hay un capítulo que me ha gustado especialmente dedicado a la drogadicción por la crudeza y a la vez la sensibilidad con lo que la autora lo cuenta. En las décadas de los 80-90 se despertó en España el interés y la curiosidad por las drogas y fueron muchos los jóvenes que cayeron en sus redes sin saber muy bien del todo donde se estaban metiendo. Prácticamente todo el mundo conocía a alguien que se había echado a perder por culpa de la adicción y la autora refleja muy bien la huella que esta etapa dejó en toda una generación.
Las drogas pretendían llenar huecos existenciales en un constructo romántico, superando carencias. O lo que es peor, presuntas carencias. Las adictas siempre le piden más a la vida. Más diversión, energía, relax, intensidad, seducción, confusión.
Joana Bonet ha puesto en nuestras manos un manual sobre la evolución de niña a mujer y sobre lo que supone pertenecer a este género con una gran cantidad de reflexiones, que casi todas podríamos firmar, y la inclusión de algunas recomendaciones literarias, cinematográficas, artísticas y musicales. Fabulosas y rebeldes es, por tanto, un libro perfecto para descubrir a un nutrido grupo de magníficas mujeres que nos han convertido en lo que hoy en día somos y para dejarnos inspirar por sus emocionantes historias y sus carismáticas personalidades.
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