Reseña del libro “Fantástico Gustave Doré”, de Alix Paré y Valérie Sueur-Hermel
Bueno, bueno… A ver cómo hago una reseña que haga un mínimo de justicia a la magna obra a la que nos enfrentamos hoy.
Seguramente a la inmensa mayoría le sonará el nombre de Doré. Yo al menos lo conocía por haber visto varias ilustraciones de la Divina Comedia, del poema El cuervo y de algunos pasajes de la Biblia. Pero no imaginaba lo prolífica que fue su producción. ¡11 013 obras! Lo que hace una media de casi una obra al día. Y cuando digo obra me refiero a pintura, escultura, dibujo, acuarela, grabado, litografía, caricatura, ilustración… Tocó todos los palos posibles en lo que a imagen visual se refiere y siempre bien el muy cabrito. ¡Qué tío!
En Fantástico Gustave Doré, no tenemos un inventario de todas las obras del artista, sino una brutalísima exposición, a lo largo de casi 500 páginas, de las más representativas, de las que más fuerza visual tienen o, sencillamente, de las más pintonas.
El libro está dividido en cuatro grandes secciones: estampación (con tres técnicas de grabado: litografía, aguafuerte y grabado sobre madera); ilustración (de novelas, poemas, fábulas, cuentos, relatos de guerra y de viaje); caricatura y pintura (paisajes de montaña, escenas históricas y universos mágicos).
Aparte de la inicial (y muy sencilla y necesaria) explicación de las tres técnicas que usó para la estampación, las autoras, Alix Paré y Valérie Sueur-Hermel, han creído oportuno indicar al lado de cada “dibujo”, datos sobre el autor de la novela o poema que Doré ilustra, el porqué de que Doré quisiera ilustrarla, y el argumento de dicha novela o poema. Y digo que las autoras lo han creído oportuno y yo también, pues gracias a ellas he descubierto un montón de obras que me han llamado la atención y me gustaría leer en algún momento.
Así pues, vamos a disfrutar de las estupendas ilustraciones de Gargantúa y Pantagruel, Don Quijote, El Capitán Fracasa, El paraíso perdido, Orlando furioso, las ya mencionadas de la Divina Comedia y El cuervo, los cuentos de Perrault, Las aventuras del barón Munchausen, las fábulas de La Fontaine, Simbad el marino, la Biblia según la Vulgata, y, lo que más me ha sorprendido y por varias razones: pinturas en color. Y no hablo de los típicos paisajes de bosques ni bodegones, no. Pintura hermosa como la mitológica Andrómeda, representada en tensión, o Las oceánides. Pinturas como El Circo de Gavarnie, tan luminosa que parece pintada por Van Gogh; la azul de Roldán en Roncesvalles, la tenebrosa y cinematográfica Hermana de la caridad salvando a un niño, la oscura de El enigma, la onírica El país de las hadas, y mi favorita — junto con Dante y Virgilio en el noveno círculo del Infierno— Paisaje montañoso, que parece una foto subida al Instagram del propio Doré.
Fantástico Gustav Doré es un tochazo increíble. Bellamente editado por Blume, en tapa dura, con una portada en blanco, negro y dorado con relieves, y con los tres cantos (creo que se llaman así) en fondo negro y con el título en blanco.
Un libro que es un tesoro lleno de imágenes hipnotizantes que podría pasarme horas contemplando, de páginas que apetecen arrancar para llevar a enmarcar y colgar en las paredes de casa. Una joya encuadernada para disfrutar cuantas veces se quiera.
¿Qué más puedo decir? Blume ha editado un libro excepcional y sé que me he quedado corto y no he hecho justicia…
gracias por la reseña, yo lo compré, aunque todavía no lo tengo en mis manos.