Reseña del libro “Física cuántica: La ciencia explicada a los más pequeños”, de Carlos Pazos
Cuando me topé por primera vez con este libro pensé que se trataba de una confusión. Algún error de tecleo que había derivado un título tan denso como «Física cuántica» a la sección infantil. Cuando se cargó la imagen de portada, en la que un gato intenta atrapar un rayo láser, no pude más que abrir mucho los ojos y aplaudir hasta con las orejas. ¿Enseñar física cuántica a los niños cuando la gran mayoría de adultos no sabría ni definirla? No podía quedarme con la intriga, tenía que ser mío a la de ya.
La primera impresión fue que el formato era algo pequeño (18.59 x 18.69 cm), aunque robusto gracias a la tapa dura. Y esto hacía que resultase ligero y sencillo de manejar. Algo fundamental cuando el libro va dirigido a manos más pequeñas y, en general, menos cuidadosas. En el interior a todo color, el gramaje de las hojas, más gruesas que las de lectura tradicional, aumenta la resistencia a la lectura en dos direcciones —que es como leen los niños—. Y aunque esté dirigido a una edad entre 4-8 años, los que hayan alcanzado el nivel de lectura se beneficiarán de que la polémica letra ‘a’ minúscula no es la típica del ordenador. Tiene el «rabo» en su sitio.
La segunda sorpresa fue que el gato no se llamaba Schrödinger. Luego pensé que sería un nombre difícil de leer para el público al que iba dirigido y que el autor había pensado en todo al bautizarlo como Plank. Sin ‘c’, más sencillo. Pues Planck con ‘c’ es considerado el padre de la teoría cuántica y la conocida «constante de Planck» se utiliza para calcular la energía de un fotón. ¿Que qué es un fotón? Pues de eso precisamente trata el libro.
Valentina es una niña que juega a dirigir un puntero láser hacia la pared para que su gato lo cace. Plank trata de atrapar sin éxito el rayo, pero no por falta de habilidad, sino porque es imposible. Y existe una explicación. Entonces los dos comienzan a hacerse cada vez más pequeños, mostrando a los tiernos lectores que existe todo un mundo en una escala más pequeña que la de los microorganismos o la de las moléculas, donde las partículas se comportan de forma extraña y el resultado se puede apreciar a simple vista: el mundo cuántico «donde habita» el fotón.
Durante este viaje dimensional se presenta un contexto, común a muchas disciplinas, como son los diferentes estados de la materia, en qué consiste un átomo y sus partes más básicas: las partículas protón, neutrón y electrón. Las ilustraciones —que me parecen monísimas y llenas de ojos— explican más que lo que viene escrito. Por ejemplo, existen distintos tipos de átomos que pueden combinarse y reacciones de fusión-fisión, pero este es un tema complicado, así que en el dibujo Valentina juega a lanzar un neutrón contra un átomo y «¡pum!» se ve la fisión que libera energía. Me parece muy acertado que se explique lo básico y después se recurra a la memoria fotográfica para que no se olviden los conceptos.
Por fin llega el fotón y la explicación de por qué no se puede atrapar un rayo láser. Algo que yo, que ya estoy crecidita, desconocía por completo. Así que, adultos, ¡hora de aprender! Como no tengo intención de desvelar el misterio, recurriré a la antropomorfización del fotón, según lo que me inspiran las imágenes, diciendo que el fotón sería el típico locuelo que vive en su mundo de rarezas, lleno de energía y feliz como una perdiz. ¿Qué ocurrirá cuando se encuentre con otras partículas? ¿Y cuando se tropiece con la pata del insistente Plank?
El libro pertenece a la colección Futuros Genios de Beascoa y su autor, Carlos Pazos, es un ingeniero conocido en el mundo de la divulgación científica. En otras palabras, sabe de lo que habla, solo así sería capaz de sintetizar diciendo tanto con tan pocas palabras. Además, las ilustraciones son suyas, con lo que suma méritos.
Puedo entender que la imaginación de los padres se desborde al leer un título como el de «Física cuántica» y empiecen a pensar que trata de las distintas dimensiones (en cierto modo sí), de viajes por el espacio-tiempo e incluso del teletransporte, y que cuando lo lean se sientan decepcionados. Pero seamos realistas, eso ahora mismo solo se ve en la ciencia ficción y es posible que lo que se escriba sobre ello mañana sea «mentira». Esto es física cuántica «de verdad». Lo primero que hay que saber antes de complicarse las cosas y que, aún así, mucha gente desconoce. Creo que el primer paso para ser un futuro genio es tener una base decente sobre la que apilar el resto de información sin que se desmorone. Y, en mi opinión, el libro consigue ese objetivo.