Las novelas sobre las dificultades y las complejidades que rodean a las relaciones amorosas suelen atraerme demasiado. Creo que es porque se ajustan bastante a la realidad y me permiten conectar mucho más con sus personajes y las dudas y pensamientos que, a menudo, les asaltan sobre su relación. Por eso, al saber que Umbriel iba a traducir este libro y, al ver las primeras reacciones a él en Goodreads, supe que tenía que leerlo.
Fleishman está en apuros sigue los pasos de Toby, un médico de prestigio que se acaba de divorciar y cuya exmujer ha desaparecido, dejándole solo a cargo de sus dos hijos. Al mismo tiempo, este se lanza al mundo de las aplicaciones para ligar, que le llevará a tener múltiples encuentros sexuales con todo tipo de mujeres.
Puede que este punto de partida no difiera demasiado de la vida real, en la que las separaciones o este tipo de apps se han vuelto en algo que forma parte de nuestro día a día. Y me ha gustado la naturalidad y el desparpajo con el que la autora lo plasma en las páginas. Sin ningún tipo de juicio ni valoración. Simplemente dejando que Toby sea él mismo mientras su vida se pone patas arriba y, aún estando más perdido que nunca, trata de encontrar su equilibrio poco a poco.
Pero, lo que más interesante me ha parecido, han sido las partes en las que narra su vida anterior y los motivos por los que, según él, su matrimonio no terminó de funcionar. Y es en estos momentos en los que me he encontrado con un personaje mucho más profundo y reflexivo, que nos muestra simplemente su punto de vista sobre una situación en la que, casi siempre, es complicado ser objetivo.
Sinceramente, creo que esta historia habla de eso: de las dos caras de la misma moneda con las que nos encontramos en una ruptura. Al menos, al principio. Que debemos escarbar y analizar los pormenores, lo que no decimos, los silencios que creamos, los sueños no cumplidos, los recuerdos que nos impiden avanzar… para continuar y dejar de huir de las cosas que nos hacen daño.
Y, en esta tesitura, conoces a otros personajes del entorno de Toby, de los que también nos habla esta autora. Sobre todo, de su relación con el protagonista y sus respectivos matrimonios o parejas. Para hablar de nuevo de las equivocaciones, los malentendidos, los sacrificios que hacemos por aquellos a los que amamos… Para, quizás, mostrarnos que el amor no lo es todo. Que podemos perdernos en el proceso y no significa que esté mal. Que “dar pena” a otros por dejar una relación que no nos hace felices refleja una sociedad ligeramente dependiente. Que sigue viendo la ruptura o el divorcio como un auténtico fracaso.
Y, además de este tema, otro que trata la autora en esta novela es el resentimiento. En especial, del que Toby siente hacia Rachel. Desde el principio vemos que, en cada uno de sus pasos, ella está presente. Y él no puede dejar de quejarse de cualquier cosa que ella hace, tanto en el presente como en el pasado. ¿Qué es lo que realmente les ocurrió? ¿Y por qué ella no da señales de vida y le ha abandonado con sus dos hijos? Toby muestra preocupación, pero también un enfado continuado que le perseguirá durante gran parte de la novela.
Y creo que la autora deja que el suspense de esta desaparición sea otro de los grandes temas de esta novela, manteniéndolo hasta el final. Incluso lo convierte en uno de sus personajes principales. En el tercer elemento que separa aún más a esta peculiar pareja.
En definitiva, creo que este libro me ha hecho pensar mucho sobre quiénes somos realmente en una relación. Si somos nosotros mismos o somos también alguien más, que se empeña en autosabotearse y sabotearla apenas sin pretenderlo. En tratar de encajar en una sociedad en la que no nos sentimos a gusto, a la que realmente no pertenecemos ni queremos pertenecer. ¿Lo hacemos por hacer feliz a nuestra pareja? ¿O para demostrarnos a nosotros mismos que formamos parte de algo? Fleishman está en apuros nos hace reflexionar sobre todos estos temas de una manera natural, directa y con momentos divertidos, convirtiendo esta novela en algo mucho más profundo de lo que pensaba. Muy recomendable.