Fotomatón, de Luis Borrás
No hace demasiado andaba yo cruzando nuestra ancha Castilla, ya saben, esa vieja tierra plagada de historia, de grandes castillos, de buenas bodegas y como no, de restaurantes muy especiales. En la localidad de Olmedo, de donde fuera el famoso “Caballero”, hay uno situado bajo la muralla del municipio y en lo que un día fue una bodega subterránea, el restaurante se llama “La cueva de Favia”; como todos ustedes son grandes lectores sé que no hará falta que les cuente el porqué. Pues bien, allí conocí a Sara, una estupenda cocinera que me sorprendió con platos que consistían en pequeños y exquisitos bocados; y a Fredy, su marido y somelier del local, que me alegro la noche con el perfecto maridaje que proporcionó a todas y cada una de aquellas delicias.
Del viaje he traído fotografías de impresionantes Castillos, el recuerdo de ese perfecto maridaje y unas cuantas cajas de estupendos vinos.
Ahora tengo entre mis manos un libro de Luis Borrás ¿Recuerdan “Cambio de planes”? ¿Recuerdan como paladeaba aquel vino entre relato y relato? Pues bien, ahora no me pillará desprevenida y me he preparado una botellita de las de mi viaje para degustar copa a copa este “Fotomatón”.
En esta ocasión tengo delante una obra que consta de 20 historias precedidas, cada una de ellas, de una fotografía. Descubro con el primer relato que esa imagen es un instante congelado en una historia, en un recuerdo, pero la vida, desde que se inicia, no tiene momentos estáticos, y sólo al llegar al final intentamos una rotación desesperada para no llegar a la terrible meta. Un giro inverso imposible.
Sr. Borrás, a estas alturas bien me merezco mi primer sorbo de vino, bueno, y el segundo …
Las veinte fotografías son de veinte reconocidos artistas del disparo, todas tan exquisitas que me sería difícil elegir una sola para mostrarles.
No es verdad.
Les he mentido, lo cierto es que la tenía elegida desde el inicio de esta reseña, el motivo: Ana Campo, la autora, es amiga mía, y la modelo anónima que aparece, es otra amiga, Anabel, así que no había duda sobre qué fotografía ilustraría esta enseñaría. Pero les aseguro que son todas muy especiales, y tras la lectura de cada una de las historias, me ha gustado volver a ese instante tomado por cada autor.
Bueno, ahora, y ya metidos en esta corriente de sinceridad les contaré que creo que ha llegado el momento de tomarme otra copita de este gran vino…
SR. Borrás, ¿cómo dejar de leer sus relatos cuando me encuentro con Job, leo las dos páginas que ocupan el relato y me digo ¡Jope que evolución!? Dos vidas completas en dos páginas, y una foto que refleja todo, lo actual y lo lejano, los recuerdos que se difuminan con el tiempo … Y luego llegará esa buena gente que te jode la vida, y los que entre risas se quitan las palabras de la boca. Y llego irremediablemente a ese temor de pensar qué ocurrirá “Cuando ya no quede nada de mí”. Y allí esta la foto de Ana, y la mano de Anabel acariciando algunos instantes del pasado que no quiere dejar escapar, pero ahí está la literatura de Borrás para hacerlo inmortal.
Hay frases que a uno le hacen levantar la vista del papel y llevar, con gesto reflexivo, la mano hasta la copa.
Reconozco que me emociona profundamente el lenguaje de las flores, Sr. Borrás, y sé que a usted, y a otros muchos, les pueda parece que también visto de lunes, y que estoy en esa edad en que se espera que la vida empiece a pagarte intereses por todo el tiempo invertido pagando sus peajes, pero le aseguro que me doy por bien pagada y que mis sueños siempre van vestidos de domingo…
Sabía que debía preparar la botella Sr. Borrás, sabía que el inicio de la lectura me llevaría a una larga noche, que no sabría decir no a obsesiones contadas en primera persona con finales redondos, inquietantes historias narradas con maestría, pero sobre todo con sensibilidad.
Susana Hernández
Una gran reseña, como siempre, aunque esta vez sea para mi un poquito más especial.
Totalmente de acuerdo contigo, como (casi) siempre, los relatos del Sr. Borrás, son para disfrutarlos lentamente y degustarlos como un buen vino, de los que mejoran con el tiempo.
Me alegra mucho que te haya gustado mi foto. Ha sido un privilegio participar de este proyecto del Sr. Borrás, y poder hacerlo junto a un estupendo grupo de “reconocidos artistas del disparo”.
La idea de la foto me vino enseguida, en la primera lectura, aunque la dejé reposar y volví a releer varias veces el (mi) relato, no hubo cambio posible. Luego, me costó muy poco convencer a la “modelo de manos” y ahí está el resultado.
Besos.
A mí me encanta leer a este hombre porque siempre tiene la capacidad de asombrarme, y eso te aseguro que no es fácil.
El libro me ha gustado mucho, sé que lo releeré alguna vez más. En cuanto a los artistas del disparo, me han parecido todas las fotos muy especiales.
FELICIDADES !!!
Besicos !
Tu foto tampoco está nada mal…y fíjate que profundidad: está la foto que tu has hecho en la que se ve la foto que ha hecho Ana ya colocada en el libro; dentro de esa foto estoy yo, que a la vez, estoy mirando fotos antiguas¡qué pasada!…¡en una sola foto estamos las tres!
El libro de Luis Borrás impactante. Hay cuentos que ya he leído varias veces y cada vez me gustan más, y otros que al principio no llamaron tanto mi atención porque alguno de los otros me había resultado más llamativo, cuando los he leído más despacio y de uno en uno, han ido calando.
Y es que mira que lo digo siempre que hablo de cuentos…”A los niños hay que leerles un único cuento y dejar que repose, hablar sobre él, hacerles preguntas, que nos cuenten lo que opinan de los personajes y de lo que les ha ocurrido, que nos digan que habrían hecho ellos en su lugar….Bueno, pues todo esto que tengo tan claro, se me olvidó cuando tuve fotomatón entre las manos y me lo “empujé” (como decimos en mi tierra) casi de una sentada. Y no, amigos, es un libro para leer despacito, con una copita de vino como ha hecho Susana (digo copita, Susana, no la botella entera) y dejar que cada una de las historias repose y cale en nosotros para poder apreciarla en toda su belleza.
No me había dado cuenta de que con mi foto había cerrado el circulo jajajaja
Felicidades también a ti por tu posado!!!!
En una primera lectura recuerdo ir poniendo al final de cada relato una frase. Al terminar de leer el quinto, titulado “Job” , puse “Jope, qué evolución!!!!!!!!!!!!!!!!!”. Ufff, ¿como se pueden contar tantas cosas con tan pocas palabras? En ese momento ya supe que la noche sería larga.
El vino es bueno para leer estas cosas, lees y degustas con la mirada perdida, el sabor te lleva a la reflexión. y de vez en cuando te fuerzas a levantar la vista de esas geniales historias que siempre tiene este hombre preparadas para nuestra sorpresa.
En fin que me alegra que que tres amigas hayamos confluido en esta gran obra del Sr. Borrás.
Besicos !
ayyy pero que preciosa reseña y que placer encontrarme además, con Anabel y Ana y la foto donde cierras el círculo, como dices 😉
tomo nota,
Ale.
Ale!!! pero que alegría leerte, ahora ya estamos casi todas jejej
El libro es una maravilla de esas que encuentra de vez en cuando y que dejas guardada para releer de vez en cuando y utilizarlo en alguna que otra reunión.
Un fuerte abrazo !!!
Uys, tengo que hacerme con este libro, que son tantos los puntos positivos que tiene para que me guste que es imposible dejarlo pasar. Gracias por el descubrimiento!
Besotes!!!
Desde luego es un libro que llama la atención por su fuerza literaria pero también por esas imágenes que las acomapñan y que complementan, aunque cada obra por separado son ya de por sí auténticas bombas de creatividad.
Un besico! Y si llegas a leerlo, ya nos contarás …
Encantada de conocerte, soy una de las fotógrafas colaboradoras (“Tierra Quemada”). Soy seguidora tuya a partir de ya. Además de fotógrafa también soy poeta, aunque para mí la Fotografía es una forma de Poesía. Un saludo…
Mán encantada yo de verte por nuestra casa y desde ahora también la tuya 😀
“Tierra quemada”, la recuerdo! Y me gustó muchísimo Felicidades!
Esa mujer, de la que por cierto me llamaron la atención poderosamente esos taconazos imposibles, y ese contraste de luz frente al ventanal…, Esa mujer que espera y desea verle hoy la cara jejejej Tamibén yo pagaría por ser espectadora del momento.
Se nota en tu “disparo” que tienes una sensibilidad muy especial.
Un fuerte abrazo.
Pues sí, ya recuerdo yo aquel otro libro que entre sorbito y sorbito, con ese doble saboreo, no pudiste abandonar.
Y mira que es difícil conseguir esto en libros de relatos, que parece que una puede descansar, como si fuese un intermedio entre uno y otro. Me gustan estos relatos en los que aparece la sombra de esa realidad de la que tarde o temprano todos vamos a compartir, y como dices, una vez te vas acercando, no hay giro posible, jajaja, no, no lo hay. Tiene que ser encima de lo más agradable que en esas bonitas y por lo que comentas bien conseguidas instantáneas de momentos congelados, tú puedas ver un poquito más, por eso de la mano que te es bien conocida.
En fin, Susana, no podías presentarnos estos relatos de una forma más agradable. Me han gustado apun antes de leerlos 😀
Un abrazo
Sé que un día leerás estos libros, Icíar!
Son como agua fresca, aunque yo me empeñe en mezclarlos con vivnito o similares … El espíritu mediterráneo que me sale por las venas jejejej
Un fuerte abrazo!