Francine se desarregla, de Francine Oomen

Francine se desarregla¿Qué me ha llevado a mí, a mis treinta y pocos, a leer Francine se desarregla, de Francine Oomen, una memoria gráfica sobre la menopausia, esa etapa de la vida de toda mujer, a la que (en principio) me enfrentaré dentro de bastantes años? Pues que no sé nada de ella, ni yo ni la mayoría de la gente, ya que, como bien apunta el subtítulo de la obra, es un tema tabú, como tantos otros que pertenecen exclusivamente al universo femenino.

Francine Oomen nos relata con humor y naturalidad cómo vivió la menopausia, todas las incertidumbres que aparecieron en su vida cuando, a los cincuenta y dos años, su cuerpo y su mente empezaron a cambiar. Y es que sabemos tan poco de la menopausia, que sus síntomas a menudo se confunden con problemas de salud como la depresión, el estrés o la pérdida de memoria.

En cuanto Francine Oomen se dio cuenta de que no estaba enferma ni a punto de morir, sino solo abocándose al final de su fertilidad, se relajó bastante y buscó información sobre la menopausia para sobrellevarla mejor. Pero al ver que únicamente encontraba explicaciones técnicas y recomendaciones de pastillas, decidió relatar su propia experiencia para facilitarles las cosas a otras mujeres.

Mientras leía Francine se desarregla, no dejaba de pensar en mi madre, al verla retratada en muchos de los problemas de Francine, como cuando empezó a tener olvidos de nombres y despistes con cuarenta y tantos años y temió estar padeciendo la misma demencia senil que mi abuelo. Pero no, lo que en realidad estaba viviendo era la perimenopausia, la etapa previa a la menopausia, en la que aparecen algunos de sus síntomas. ¡Qué lástima que mi madre no tuviera un libro como este en aquella época! ¡Cuántos quebraderos de cabeza se hubiese ahorrado!

Además de explicar los síntomas de la menopausia de forma sencilla y advertir de los peligros de los tratamientos de hormonas para paliar los síntomas (puesto que pueden provocar problemas graves en el organismo), Francine Oomen relata las crisis existenciales que atravesó en aquellos momentos, tanto en el trabajo como en el amor (con referencias a Tinder incluidas). Pero sobre todo nos habla de cómo se enfrentó a la Arpía, esa voz interior con la que lleva conviviendo toda la vida, que le obliga a ser una supermujer, capaz de abarcarlo todo y hacerlo perfecto. Porque, a través de sus vivencias, Francine Oomen anima a ver la menopausia como un punto de inflexión, en el que las mujeres se tomen su tiempo para hacer inventario y deshacerse de todas esas cargas que se han impuesto a lo largo de los años y que ya no soportan por más tiempo.

Francine Oomen nos demuestra que la menopausia es una fase más del desarrollo vital y que no hay que pretender saltársela o detenerla. El conocimiento siempre es la mejor arma para encarar los miedos y saber que lo que nos pasa le pasa a muchas, nos permite relativizar los problemas. Por eso, Francine se desarregla me parece una lectura necesaria para todas las mujeres, pero también para quienes las rodean, para conocer y, sobre todo, comprender los cambios de esa etapa y sobrellevarlos de la mejor manera posible.

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