Queen fue mi primer grupo. Sí, ya sé que diciendo esto parece que yo hubiera formado parte de la banda, pero no, no soy tan mayor. Lo que quiero decir es que hasta que no escuché SU música no me preocupaba de LA música. De pequeño vives tu vida con tus juguetes y tus cosas de crío y hasta que no creces un poco no empiezan a importarte otras cosas. Supongo que suele ocurrir. Y también supongo que es casual que fuera Queen y que depende del momento y de con quién te juntes en el colegio para decantándote por uno u otro determinado tipo de música. En resumen, sería sobre los trece o catorce años cuando mi interés musical despertó. Y fue con ese grupo. Pero fue tarde, porque Freddie Mercury ya había fallecido no hacía mucho.
“No nacimos siendo fans de Queen, pero moriremos siéndolo”.
Al contrario que mucha gente, no sabría decir cuál es mi canción favorita. Pero ya no solo de Queen sino de toda la música en general habida y por haber. Lo mismo me pasa con el cine, la literatura, los cómics… No puedo ser tan absolutista como para decir “esta es mi canción favorita”. Nunca he sido así ni lo seré. ¿Qué necesidad hay? Es absurdo. Lo que hoy me gusta mucho, mañana puede gustarme menos al verse desplazado por otro descubrimiento (que incluso podría ser una canción de hace veinte años que no hubiera oído nunca antes) … Por supuesto, Bohemian Rhapsody me encanta y me emociona, e incluso hay veces que me sorprendo a mí mismo tarareándola inconscientemente. Pero otras veces me gusta más Don’t stop me now o Killer Queen o Somebody to love o Seaside Rendezvous, o Death on two legs (por favor, mirad la letra en Youtube si no la conocéis porque no tiene desperdicio) o Fat bottomed girls, (sí, soy más de los primeros discos) sin olvidar ese himno emotivo y lacrimógeno, y aún así fortalecedor, que es The show must go on. Y podría seguir enumerando tantas y tantas otras que llenaría el folio. (En cambio, me aburren ya de tanto oírlas Under Pressure y, sí, oh, sí, sacrilegio, I want to break free y We will rock you).
A pesar de editarlo Random Comics Freddie Mercury: una biografía no es un cómic, que era lo que lógicamente esperaba encontrarme, sino un libro ilustrado dividido en capítulos que imitan las secciones de la mítica Bohemian Rhapsody para contarnos la vida de este hombre que “nació tres veces: la primera, como Farrokh Basura. La segunda, como Freddie. La tercera, como leyenda”.
Da igual que algunas de las cosas que se nos digan aquí (o bastantes, cosa lógica si se es fan) sean conocidas, porque el libro está escrito de forma muy amena para todo tipo de público sea fan o no. No es una mera biografía al estilo Wikipedia, con datos y más datos. Alfonso Casas se encarga de darle cuerpo e interpretar estos datos, contextualizarlos, ponerlos en comparativa y en ocasiones meterse en la piel del propio Mercury.
Recordaremos aspectos de Freddie y conoceremos hechos como la constante lucha entre la timidez de la persona y el descaro del personaje o respuestas a preguntas como ¿quién diseño el precioso logo de la banda?, ¿por qué Freddie daba tan pocas entrevistas?, ¿por qué no se corrigió la dentadura?, ¿por qué Queen se llamó Queen?, ¿de qué coletilla no llego a despegarse nunca Freddie?…
Como dice Casas, y lo dice tan bien que voy a parafrasearle: “este libro no pretende buscar en los rincones más profundos de la vida privada de Mercury, ni es un libro de consulta de Queen. La intención es dibujar un retrato del enorme Freddie Mercury. Un pequeño homenaje a un hombre que cambió las reglas del juego, rompió las barreras de un género tan marcado como el rock, se salió de lo establecido y triunfó”.
En cuanto a las ilustraciones estás aparecen al lado o bajo los textos o a toda página y en todas ellas podemos disfrutar del estilo peculiar, atractivo e inconfundible de Casas (orejas extrañas, ojos como puntos), que ya pudimos comprobar en El final de todos los agostos, y consiguen meterte más aún en la vida y la época de la que nos habla con un dibujo integrador y cohesionador.
Freddie Mercury una biografía se lee con rapidez, tiene un lenguaje fácil, no avasalla con datos, y atrapa mucho desde el principio, con una forma de escribir y narrar una vida que hace que las páginas vuelen. Sin ninguna duda, satisfará a quienes sean melómanos compulsivos y a los completistas del cuarteto; a quienes solo hayan escuchado canciones sueltas y, en general, a cualquier público con un mínimo gusto musical, por qué… ¿A quién coño no le gusta Queen? Quien conteste que no, no tiene ni zorra idea.
Nada más, darlings. Leedlo, disfrutadlo y escuchadlo recordando su música aprovechando además que, cuando escribo esto, está a punto de estrenarse la peli Bohemian Rhapsody, e intentad vivir la vida de forma que en vuestro epitafio se puedan escribir palabras como las que Brian May dedicó a Mercury:
“Vivió al máximo. Devoró la vida. Celebró cada minuto”
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