Me interesa leer obras literarias de otros siglos porque me fascina descubrir cómo trascendieron en el tiempo. ¿Fue por la historia que contaban? ¿Por sus personajes? ¿Por las innovaciones artísticas que introdujeron? Puedo disfrutar más o menos al leerlas, pero siempre me parece enriquecedor conocer los motivos por los que destacaron entre el resto, haciéndose un hueco en la historia de la literatura universal.
Si hablamos de clásicos españoles, es casi una obligación mencionar a Lope de Vega, el dramaturgo que, pese a su prolífica trayectoria, ha quedado fijado en la memoria colectiva por Fuente Ovejuna, obra teatral publicada por primera vez en 1619, en la que ficcionaba un hecho real ocurrido en este pueblo cordobés en 1476. Porque ¿quién no ha oído alguna vez «Fuente Ovejuna, todos a una»? Que una obra adquiera mucha más relevancia que el hecho histórico del que habla y que llegue a formar parte del refranero popular da buena cuenta de su impacto más allá de la literatura, por eso este título en concreto llevaba mucho tiempo en mi lista de pendientes.
Sabía de qué iba Fuente Ovejuna y, por supuesto, su famoso desenlace, pero quería conocerla de primera mano. Y ha sido una suerte hacerlo con la edición de José Antonio Torregrosa Díaz, recién publicada por Anaya, ya que ha modernizado la ortografía lo suficiente para facilitar la lectura, pero respetando giros propios de la época y la estructura original del teatro del barroco. Eso, unido a las anotaciones al pie de página con explicaciones sobre cuestiones históricas, vestimentas y costumbres de aquellos años, ayuda a comprender mejor el texto y a profundizar en las múltiples lecturas que hay en la historia de Fuente Ovejuna.
Como es habitual en este tipo de ediciones destinadas al ámbito académico, José Antonio Torregrosa Díaz hace una introducción extensa para contextualizar la obra dentro del Siglo de Oro, un periodo especialmente convulso en lo político y económico. También explica cómo era el teatro entonces. Me ha llamado la atención que en aquellos tiempos el director de la obra se apropiara del texto, hasta el punto de reescribirlo o publicarlo sin tener en cuenta al autor del mismo. Lo que me hace pensar que cualquier versión de Fuente Ovejuna que leamos ahora estará lejos de ser una reproducción exacta de la que escribiera Lope de Vega en su día.
Tras esta introducción, se da paso a la obra, la que no me molestaré en explicar porque es mundialmente conocida. En el caso de que quede alguno que no sepa el argumento, suerte tiene, ya que así podrá disfrutarla en mayor medida si cabe. En las últimas páginas del libro, José Antonio Torregrosa Díaz dedica un apartado a analizar la obra y su repercusión, y eso enriquece mucho más la lectura.
Todo aquel que ya la haya leído, que se posicione: ¿es Fuente Ovejuna la historia de la lucha de un pueblo por su supervivencia o simplemente una exaltación de la monarquía? ¿Acaso es posible hacer lecturas tan diferentes de una misma obra? Como decía un profesor mío de la universidad, cuando algo suscita opiniones tan extremas es porque, seguramente, no se posiciona ni en un lado ni en el otro, sino que va mucho más allá. Por eso, el mensaje de esta obra de Lope de Vega sigue siendo actual, pues puede interpretarse según las circunstancias de cada momento. Ahora ya sé que ese es el motivo por el que Fuente Ovejuna se ha hecho un hueco en la literatura universal. Y por esa misma razón os recomiendo su lectura por muchos años que pasen.