Reseña del libro “Genes de colores”, de Lluís Montoliu
Si ha tenido la suerte de asistir a alguna conferencia de Lluís Montoliu no necesitará de ningún argumento para saber hasta qué punto es atractivo un libro suyo. Si no la ha tenido le puede ayudar que le diga que sus charlas no son simplemente un acto en el que un científico de extraordinario prestigio comparte sus conocimientos con la audiencia sino que es un momento de comunión en torno a un cierto concepto de humanismo, una generosa muestra de sabiduría tranquila en la que no solo se aprende, sino que uno se siente bien. La erudición del que es el segundo científico más citado del mundo en su campo de especialización es una parte importante de la experiencia, pero su forma de contar las cosas también lo es. El autor de Genes de colores es una de esas personas con un tono de voz tan hipnótico y cautivador como relajante y su capacidad didáctica es tal que hace parecer sencillos los temas que toca, sean puramente científicos o éticos. Traspasar esas virtudes al papel no es sencillo, lo asumo como un verdadero reto, pero tras leer este libro lo debo entender como uno ampliamente superado porque tras navegar por estas páginas debo decir que no solo los genes de los que habla son de colores, las palabras también y todas esas virtudes que hacen del autor un magnífico orador están presentes en su versión escrita. Probablemente se deba al ingrediente secreto de ambas facetas, la pasión del autor.
Asistí a la presentación que se celebró en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y desde las primeras palabras ya supe que era uno de esos libros que van mucho más allá de lo que cuentan. Genes de colores es un libro de divulgación sobre genética, pero no es sólo un libro sobre ciencia. Dentro de la genética se centra en la de aquellos genes que controlan la pigmentación, hay que señalar que el principal campo de investigación de su autor es el albinismo, pero junto con los mecanismos genéticos nos cuenta historias como la de Abbie Lathrop, que es extraordinaria no sólo desde el punto de vista de la historia de la ciencia sino que tiene un potencial literario extraordinario. Si algún escritor en busca de tema lee esta reseña, créame, Abbie Lathrop tiene un libro. Aprendemos cosas sorprendentes sobre el color del pelo o de los ojos, sobre los patrones del pelaje de cebras o gatos (imprescindible la historia de las gatas clónicas completamente diferentes entre sí) o sobre evolución humana, pero también es un alegato humanista y no sólo sobre la ética en la investigación sino también sobre el absurdo concepto de raza en la especie humana. Montoliu no se limita a decirnos que los humanos somos esencialmente iguales sino que nos explica cómo, cuanto y porqué lo somos a nivel genético, es decir, su defensa de la igualdad es tanto moral como científica. No es que defienda que somos iguales, es que demuestra que lo somos.
Genes de colores es un libro de gran formato, de edición muy cuidada y al que las ilustraciones de Jesús Romero aportan una gran personalidad y no solo desde un punto de vista estético sino que las imágenes contienen mucha información, no son un mero complemento artístico. Detenerse a descifrarlas forma parte de la diversión. Porque sí, este es un libro de divulgación científica y es divertido. Mucho, de hecho.
Esta obra es una experiencia fascinante, lo es en conjunto pero también se puede decir lo mismo de cada uno de sus capítulos individualmente. Aunque la visión global tiene lógicamente un valor añadido, si uno desea leer capítulos al azar o no profundizar en las notas al pie, también disfrutará de este libro que es ciencia, pero es mucho más. Ya he dicho que es fascinante y que es divertido, también que es apasionado y créanme, comienza a darme vértigo la profusión de calificativos, pero no puedo cerrar la reseña sin añadir uno más: es necesario. No quiero decir que este libro en concreto sea obligatorio, me refiero a que el espíritu que lo alumbra es imprescindible en estos tiempos en los que parece que todo puede relativizarse, en los que incluso los consensos científicos más elementales son puestos en duda y siempre hay quien está dispuesto a escuchar incluso aquello que es más estridentemente absurdo. Que científicos tan destacados nos hagan asequible la comprensión de los mecanismos que están detrás de cuestiones muy presentes en nuestra vida no es solo algo que tenemos que agradecer, es algo que tenemos que aprovechar y disfrutar. Esta obra no es solo un libro, es una puerta, precisamente la que necesitamos abrir.
Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es
Le agradezco su reseña.
Me gustaría mucho leer el libro.