Reseña del libro “Grandes temas del cine negro”, de V.V.A.A.
“La idea comúnmente aceptada es considerar el cine negro como algo más que un género, como una visión del mundo, un estado anímico”
Grandes temas del cine negro (Dolmen Editorial, 2022) es una de esas joyitas que de vez en cuando encuentra una en las estanterías de una librería y que piensa al verla “¿cómo he podido yo estar tanto tiempo sin tener esto entre mis manos?”.
Cuatro son los coordinadores que firman la autoría de este proyecto: Quim Gutiérrez, Lluis Navarre, Sistu Amar y Xavi Jiménez i Prunena y junto a ellos colaboran 21 expertos en cine negro, como Fernando Marías (Bilbao, 1958 – Madrid, 2022), que al ver su nombre en la lista pensé en lo efímera que es la vida.
Grandes temas del cine negro nace después del éxito cosechado por su hermano mayor: “Grandes temas del western” (Dolmen Editorial, 2020) y si allí nos desgranaron lo mejor de las películas “del oeste americano” aquí hacen lo propio hablando de lo que siempre aparece en el cine noir/negro, como pueden ser el alcohol, el boxeo, la cárcel, la corrupción, los gánsters, los detectives, un falso culpable, una femme fatale y un largo etcétera.
Muchas curiosidades encontramos entre sus páginas, así:
- El uso y disfrute que se hace del alcohol lo convierten en un miembro más del elenco. Se utiliza para ahogar penas, como Rick en Casablanca (Michael Curtiz, 1946) o para calmar los nervios tras una pelea, como James Bond (por cierto, nos cuentan que una universidad neozelandesa realizó un estudio sobre la relación de 007 con la bebida y concluyó que el agente secreto tiene “un grave problema crónico de alcohol y por ello debería buscar ayuda profesional y encontrar otras estrategias para manejar el estrés en el trabajo”.
- Siempre habrá una femme fatale de belleza inigualable que derrita el corazón del más duro ejemplar masculino que se precie, como Ava Gadner. Pero fue en Gilda (Charles Vidor, 1947) donde Rita Hayworth conmocionó con su falsa femme fatal, ya que a ella no la mueve el dinero, sino el amor, y por tanto es más frágil.
- La literatura (que es lo que más nos gusta) es otro tema habitual. Novelas adaptadas al público, con mayor o menor acierto, que han dado grandes títulos y han convertido a los escritores y sus ideas en fuente principal de guiones. Ahí tenemos por ejemplo a Patricia Highsmith con Ripley o a Daphne Du Maurier de la que Alfred Hitchcock tomó a su Rebeca en 1942 o a Los pájaros en 1984.
- Pero ¿qué sería de una película de cine negro sin un buen detective privado? Mejor no planteárselo si quiera. Philip Marlowe, Ross McDonald,… ellos triunfaron con sus libros y en la pantalla grande adquirieron los rostros de actores con mucho carisma, como Humphrey Bogart en El sueño eterno (Howard Hawks, 1946) o Paul Newman en Harper investigador privado (Jack smith, 1966).
- También hay espacio para hacer reclamaciones sociales y para normalizar situaciones como el mestizaje en las relaciones amorosas, como el amor surgido entre un humano y una replicante en Blade runner (Ridley Scott 1982).
- También dan un toque de atención a la violencia, El club de la lucha (David Fincher, 1999) o a las enfermedades mentales, Taxi driver (Martin Scorsese, 1976). Toda una declaración de intenciones
- Y finalmente, empleando el tema con el que cierran Grandes temas del cine negro, hablaré del favorito de la profesora: los gánsters. Seres llenos de ira, ambición, odio y violencia que gustan a todos por ser quienes van en contra de las normas, de lo impuesto por la ley, los que rompen moldes, caras, muebles y todo lo que se le pongan por delante. Sinceramente, una buena película con una buen ejemplar de estos individuos, no se puede dejar pasar y si enciman llevan el rostro de Robert De Niro o de Joe Pesci, a mí que no me traigan nada más que me los llevo a casa sin envolver ni nada.
Como un buen plus, un ejemplo de lo que nos encontramos al comienzo de cada tema: una frase o un diálogo de esos que cortan la respiración, como este de Vito Corleone y Tom Hagen en El padrino (Francis Ford Coppola, 1972)
Don Corleone: Mi mujer está arriba llorando. He oído llegar varios coches. Consigliere mío, dile a tu Don lo que todos sabéis menos yo.
Tom Hagen: Yo a la mamma no le he dicho nada. Ahora iba a subir a despertarle a usted para decírselo.
Don Corleone: Y necesitabas beber primero
Tom Hagen: Sí.
Don Corleone: Bueno, ya has bebido.