Mr Gwyn, de Alessandro Baricco
Escribir puede llegar a ser un ejercicio de violencia para los demás, y para uno mismo. Cuando se crea una historia, introducimos en ella lo mejor y lo peor de los dos mundos: el ficticio y el real. Y es como si un pequeño látigo saliera disparado de nuestra mano, dirigido al público, pero que después vuelve con la misma fuerza hacia el que escribe. Son esas historias las que más nos llaman la atención, las que nos llegan dentro y en las que nos damos cuenta del talento de un escritor. Porque, aunque parezca extraño, es entonces cuando descubrimos lo que se encuentra en el interior de una persona que conocemos sin conocer. Un libro, su libro, es la ventana al mundo que dejar abierta para que todos entremos por ella. Y eso es un peligro para los dos lados de una realidad que nos pega fuerte, y se queda a vivir con nosotros, aunque no lo deseemos en absoluto.
Jasper Gwyn es un escritor que, un buen día, decide dejar de escribir. Será entonces cuando descubra lo que quiere hacer con su vida, y cuál es la forma de llenar el silencio de palabras en el que se encuentra sumida su vida: escribirá retratos, porque son aquellos los que, sin lugar a dudas, son capaces de hacer regresar a casa a una persona.
Se agradece en los autores su humildad, su buen hacer, su forma de encadenar palabras para crear una historia que permanezca para siempre. Es este un relato sutil, rozando la exquisitez más absoluta, que acaricia al lector con una mano limpia, sin ninguna fisura, y que nos provoca un escalofrío de placer. Alessandro Baricco, eternamente conocido por su estupenda “Seda” nos emplaza en esta historia sobre el poder la escritura, sobre lo que significan los silencios para alguien que vive de sumar palabras y no restarlas, a un espacio que se convierte en un vestido que nos casa a la perfección, que nos acaricia la piel suavemente, con tranquilidad, y en la que todos aquellos que quieren dar un giro a su vida pueden verse reflejados. La necesidad de cambiar, comprendiendo todo cambio como algo positivo, es un motor en esta novela que nos proporciona unos personajes como Jasper Gwyn que llena de luz unos espacios oscuros, o Rebecca, una mujer que lucha por su vida, por salir adelante a pesar de lo anodino de su existencia, o incluso de Tom, un agente literario que es más un amigo, una conciencia externa ante la que mostrarnos como si de un pequeño espejo se tratara.
Pertenecemos a un momento en el que las cultura se encuentra en su peor momento. Por eso “Mr Gwyn” sorprende desde el principio por la serenidad, por las razones por las que se mueve a través de nuestros ojos, de las letras que quedan impregnadas en el papel, y que nos enseñan partes importantes de nosotros mismos, como si hiciera un pequeño retrato de todos nosotros. Pero mucho más allá de eso, es una novela de atrevimiento, de un atrevimiento que va asomando el pie poco a poco, como si tuviera miedo de aparecer de lleno y presentarse a todos nosotros. Y ahí radica uno de los puntos importantes de la forma de escribir del autor, ya que nos permite conocer minuciosamente, y de una forma pausada, lo que mueve a los personajes en el fondo, no sólo en la forma. Porque ¿quién no se ha sentido alguna vez con una presión en su interior? ¿Quien no ha intentado probar una visión diferente de su vida, hacer algo que nadie más ha hecho, y estar tranquilo, vivir en una serenidad propia de los genios que se encuentran a gusto consigo mismo? Jasper Gwyn, nuestro personaje principal, abandona todo para encontrar un nuevo refugio en el que moverse, poder observar, y sacar una fotografía fija del mundo que le rodea.
Y sí, Alessandro Baricco se convierte desde ya en un autor al que seguir, al menos para mí. Después de muchas novelas leídas en menos de un año, después de muchas lecturas abiertas y cerradas en estas reseñas, son pocas las veces las que vuelvo a mirar al autor con otros ojos, con otra mirada mucho más limpia porque una de sus historias me ha hecho recuperar la serenidad, el sosiego de las cosas bien hechas, de las historias bien contadas, y la tranquilidad de haberme sentido seguro después de que mis ojos se posaran en un relato vivo, exacto y equilibrado de lo que significa ser humano, y de lo que la vida nos tiene dispuesto enseñarnos… por mucho que nosotros queramos escabullirnos de ella.
Pues fíjate que para mi esta novela es una tremenda decepción. Totalmente de acuerdo en eso de prorizar al lector, pero es que lo de que “somo historias” es algo que no necesitábamos que nos descubrieran. Esperaba nuevas respuestas de Baricco, a ese planteamiento brillante que nos hace al principio, y al final nos quedamos con los tópicos que, curiosamente, van dirigidos al gran público.
Karenin, quizá no necesitábamos que nos lo descubrieran, pero creo que el punto de vista de Alessandro Baricco es bastante inusual dentro de la literatura. Quizá no sea la mejor novela del autor, pero desde luego, a mí, como lector, me hizo sentir algo que hacía mucho tiempo que no me pasaba.
Gracias por tu comentario!
Ha sido una de mis lecturas del verano y, desde luego Baricco no me ha decepcionado. Así que coincidimos.
Un abrazo !