Harry Potter y la piedra filosofal, de J. K. Rowling
Lo bueno que tienen los E-books es que uno puede llevar con una mano miles y miles de páginas sin hacer ningún esfuerzo; y esa facilidad a la vez trae consecuencias agradables; de otra manera no me hubiera imaginado la posibilidad de leer de corrido los siete libros que componen el mundo de Harry Potter, que ya tuve que hacer bastante esfuerzo para andar por todos lados con pesadas ediciones como las de Santiago Posteguillo sobre el Imperio Romano, por citar solo alguna.
Todo comenzó una mañana en la que buscaba qué leer y el nombre de la heptalogía completa del joven mago apareció ante mí; sus 3665 páginas me hicieron dudar, pero cometí el error que todos cometemos, ese que consiste en leer la primera página y caer atrapado en las redes de, en este caso, la magia del libro y la capacidad de su autora, J.K. Rowling. En dos días terminé de leer el primero de ellos, el que aquí reseño, Harry Potter y la piedra filosofal.
Este libro narra el primero de los siete años que Harry Potter pasará en el Colegio de Magia Hogwarts, aunque la historia comienza exactamente el día de su nacimiento, aquella fecha especial en el que los lectores ya nos enteramos que Harry no será un niño más; él, en cambio, deberá esperar diez años más (tranquilos, en el segundo capítulo de los 17 que compone el primer libro ya pasaron diez años) para descubrir su capacidad sobrenatural, esa que ante los ojos de los humanos comunes (llamados muggles) lo presenta como un mago; y vale decir que no es sólo un mago más, sino el más famoso de la tierra, aquél que todo el mundo de la magia conoce, no solo por ser hijo de una pareja de magos muy recordada, sino además por haber derrotado, o mejor dicho por no haberse dejado derrotar por Voldemort, figura representativa del mal al que nadie se anima a nombrar.
Pero como dijimos, de todo esto Harry no se enterará hasta el día de su cumpleaños número once, ya que cuando sus padres murieron quedó a cargo de los Dursley, sus tíos, quienes no solo le ocultarán su condición (a la que asocian con brujerías) sino que además lo maltratarán de lo lindo, al igual que su primo, un niño malcriado al que sus padres consienten todo el día y cuyo deporte preferido es golpear a Harry Potter.
Así y todo, pasa de ser una persona triste y solitaria a vivir experiencias fabulosas y a encontrarse con amigos inolvidables, entre los que hay que destacar a Hermione Granger, una chica muy inteligente y organizada, y a Ron Weasley, quien será junto al gigante Hagrid (inolvidable personaje, torpe, bruto, pero con gran corazón) el que lo guíe de cara a un mundo en el que todos lo tienen como una celebridad pero del que sin embargo Harry desconoce hasta lo más famoso: El Quidditch, una mezcla de fútbol y baloncesto que se juega en el aire y en la que Potter destacará.
Sin embargo no todo será genial en la vida de Harry, ya que si bien Voldemort no lo pudo matar, eso no significa que haya muerto… y siempre puede regresar. Sucesos oscuros aparecerán en Hogwarts y tanto Harry Potter como sus amigos Ron y Hermione se verán envueltos en diversos y emotivos episodios relacionados con La Piedra Filosofal, un objeto alquímico que permitirá lograr vida eterna a quien lo obtenga, aunque quien lo tome sea el mismísimo mal.
La capacidad de su autora, que como ya todos sabemos se convirtió en multimillonaria gracias al éxito de la saga, reside en la capacidad para revelarnos un mundo inventado que sin embargo parece real mediante una escritura simple, llena de humor inglés, y en la que el lector siempre será protagonista, ya que o sabrá de antemano lo que ocurrirá y por eso sufrirá por sus adorados protagonistas o todo lo contrario, se verá sorprendido tanto como ellos y gozará de buena literatura devorando páginas sin detenerse.
La imaginación de J.K.Rowling es desbordante y la construcción de sus personajes resultan muy visibles, aunque también bien antagónicos, ya que aquí los malos son muy malos y los buenos muy buenos… a excepción de ese sorprendente final, que por supuesto no revelaré.
Y cuando uno se quiere dar cuenta tiene que admitir que una especie de fanatismo lo ha cubierto por completo y entonces entrará en internet, buscará fotos, leerá biografías de la autora, alquilará la película y hasta analizará la posibilidad de ponerse capa, escoba y varita para salir a pasear…
Pero como yo ya tengo treinta años y no quiero pasar vergüenza, optaré por algo mejor: empezaré a leer la segunda parte, Harry Potter y la Cámara Secreta.
¡Pues no pases vergüenza! Cada uno lee lo que quiere cuando quiere y no por eso tienes que avergonzarte. Quienes deberían pasar vergüenza son aquellos que se sienten orgullosos de no haber abierto un libro en su vida.
¡Un saludo!
La Mujer
Entre nosotros, te cuento que en realidad sí me pongo la capa y uso la varita, pero es secreto 😛 ¡Vivan los libros!
Gracias por leer y comentar la reseña =)