Pues la verdad es que se me ocurren pocas cosas más aburridas que ser una princesa (rosa, verde o amarilla, da igual). Bueno, quizás una conferencia política, una charla entre el presentador de Documentos TV y Jesús Hermida o quedarte encerrado en una biblioteca que solo tenga libros de Jorge Bucay y Paulo Coelho. Está bien, esto último no es aburrido, es directamente una tortura. Y de las peores.
De pequeñas casi todas las niñas sueñan con ser princesas. Es un hecho. Supongo que parte de la culpa se la debemos echar al señor Walt Disney y sus repipis princesas. Aunque, afortunadamente, ese estereotipo de princesa remilgada y pedante ha ido cambiando con el tiempo y cada vez podemos ver a más princesas guerreras y con un par de narices. ¡Bravo!
Yo no recuerdo que quisiera ser princesa cuando era pequeña, ni cuando veía esas películas o leía cuentos sobre ellas. No era mucho mi estilo. Sí, ¿qué pasa? Una ya tenía estilo desde pequeña. Nunca he sido ni fina, ni delicada, ni risueña. Qué le voy a hacer, tengo otras virtudes. Supongo también que el llevarme cuatros años con mi hermano y el haberme pasado la infancia jugando con él y sus dinosaurios y he-men, jugando al fútbol en el pasillo de casa o con su monopatín no ayudaban mucho a verme en el papel de princesa. En cualquier caso, debe ser un rollo.
Y eso es precisamente la pregunta que nos plantea este libro: ¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa? y esa es también la pregunta que se hace Carlota, la protagonista de este cuento. Cansada de que todo lo que la rodea sea de color rosa, de esas princesas tan absurdas que andan besando sapos para ver si encuentran a su príncipe azul y que siempre hacen cosas tan aburridas, Carlota se pregunta por qué las princesas no pueden surcar mares, salvar a príncipes y vivir mil aventuras. Esa pregunta se la hace a sus padres, a los consejeros del reino y a todas las personas importantes que la rodean, pero todos tienen la misma respuesta. Pero, ¿por qué no pueden ser los príncipes los que vistan de rosa y las princesas las que maten dragones?, ¿por qué tiene que ser tan sumamente aburrido ser una princesa?
¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa? ha vendido más de 15.000 ejemplares y no me extraña. Hacía tiempo que no leía un cuento tan original y sincero. Un cuento que, como podemos leer en la contraportada, sirve para romper un montón de estereotipos. Además, yo que soy una enamorada de la ilustración, puedo deciros que las ilustraciones que aparecen en este libro son preciosas. Y encima es una maravillosa sorpresa descubrir que la escritora y la ilustradora son la misma persona: Raquel Díaz Reguera. Genial, ¿verdad?
Un libro que debería ser lectura obligatoria por el mensaje tan importante que transmite de manera tan sencilla. Así que ya sabéis, papás, mamás, niños y niñas, gente a la que le guste el rosa y gente que lo deteste: tenéis que leer este extraordinario libro.