“Recibiré con gusto el cambio que anuncia el Apocalipsis. Porque el tiempo es una estafa y la vida es una trampa. La maldición de la vida temporal es que solo puede ofrecernos una cosa en cada momento, mientras que el recuerdo latente del Edén es el de disponer de todas todo el tiempo.”
Este extracto de Hecatombe es el que creo que mejor define la esencia de este libro. Al mismo tiempo que su autor, William Gerhardie, anuncia en este libro el fin de los tiempos, describe una sociedad en la que nada es suficiente para que las personas que forman parte de ella alcancen la felicidad.
Pero quizás habría que comenzar desde el principio. La historia comienza cuando Frank Dickin (en muchas ocasiones confundido con el famoso novelista Charles Dickens), un escritor inglés apenas conocido y de escaso poder económico, presenta un folletín a un magnate de la prensa llamado lord Ottercove. La historia, que narra las aventuras y las desdichas que el propio escritor vivió al conocer a una excéntrica familia rusa, enamora al rico hombre de negocios y decide que hará lo que sea necesario para conducir a Frank a la cima del éxito. Sin embargo, durante el camino ambos se encuentran con varios obstáculos ý con otros personajes que les impedirán lograr lo que desean. Además, aparece en escena un científico que espera acabar con el mundo de un día para otro…
Nunca había leído nada de William Gerhardie. Sin embargo, tras leer este libro, este autor me ha recordado bastante a otro de sus coetáneos que sí he leído: F. Scott Fitzgerald. Creo que el interés de ambos radica principalmente en la ambición de su época, el retrato social y la importancia del dinero. Pero, mientras las historias de Fitzgerald me parecen más realistas y serias, esta obra me ha parecido divertida, original y me ha demostrado que el autor tiene una imaginación desbordante. Pero no son buenas las comparaciones y yo soy una apasionada de Fitzgerald. Así que, volviendo a este libro y una vez puntualizado esto, debo decir que no se parece a nada que haya leído antes. Introducir el elemento de la ciencia ficción a una historia de retrato social y comedia es especialmente original para la época en la que publicó el autor, los años 20. Además, no parece un tema que parezca sacado de la manga sino que está muy bien justificado dentro de la historia.
En cuanto a la construcción de los personajes, Gerhardie nos presenta a unos personajes muy bien definidos y desarrollados a lo largo de la historia. Los protagonistas representan los temas principales a los que se hace referencia a lo largo del libro: la ambición, la pasión, la lujuria, el amor (o lo que creen que es amor) y el dinero (que parece que todo lo compra en esta historia). Sobre todo este último. A pesar de que la mayoría de ellos no disfrutan de una vida acomodada, viven como si lo hicieran, y disfrutan acudiendo a la ópera, a bailes de gala y comprando ropa, joyas y muebles de la mejor calidad. Este es uno de los temas recurrentes en este libro, el retrato social de la media y alta sociedad de la época, tan frívola y tan atenta del dinero, que desatienden lo que realmente importa en la vida. De ahí la vuelta de tuerca del autor a la voluntad del científico de acabar con el mundo que le rodea…
A pesar de su ritmo lento y de un lenguaje demasiado descriptivo en general, Hecatombe engancha desde el principio y te lleva a querer saber en todo momento lo que va a ocurrir con esos personajes, tan infelices en realidad y tan carentes de valores más allá del dinero. Me ha parecido una novela muy entretenida, divertida y que me ha hecho reflexionar en cada uno de sus capítulos. Me alegro de haber conocido a su autor y espero tener la oportunidad de volver a leer otra de sus obras muy pronto.