Reseña del libro “Hechizos de medianoche”, de Rachel Griffin
¿Qué pasaría si en nuestro mundo la existencia de personas con poderes sobrenaturales fuese una realidad? ¿Qué haríamos? ¿Las aceptaríamos sin más o intentaríamos acabar con ellas? ¿Sería ético que las obligáramos a disminuir sus poderes sólo para dormir tranquilos? Contener su poder, controlarlos… Pero, si contenemos tanto poder, ¿no terminaría saliendo por algún sitio? Y, lo peor de todo, ¿qué pasaría si algunos brujos no estuviesen de acuerdo y se rebelasen? ¿Habría alguien capaz de establecer la paz e igualdad en un mundo como ese?
Algo así nos plantea Rachel Griffin en Hechizos de medianoche, segundo libro que leo de la autora después de La naturaleza de las brujas. La autora vuelve a hablarnos de magia y brujas, volvemos a tener una protagonista atrayente y diferente con la que he conectado desde el comienzo y de nuevo las fuerzas de la naturaleza vuelven a tomar las riendas de la historia.
Nuestra protagonista es Tana Fairchild, una joven bruja que vive junto a sus padres y su aquelarre en Arcania, una isla donde reside la gente con poderes. Esa es la única manera de sobrevivir: exiliados y con baja magia para no resultar una amenaza para los humanos del continente.
Pero eso no es suficiente para la supervivencia y seguridad de los brujos. Por eso Tana se casará con Landon, el hijo del gobernador del continente, y así traerá la paz a los suyos y se establecerá una alianza que protegerá a los brujos para siempre.
Sin embargo, tras un incidente relacionado con un ritual, Tana conoce a Wolfe, un joven brujo que practica la magia en todo su esplendor, y es él quien le mostrará a Tana la belleza de su propio poder, una magia prohibida y cohibida que ansía ser liberada. La alianza corre peligro y Tana tendrá que elegir entre el amor y el deber.
Sinceramente, Rachel Griffin ha vuelto a encandilarme con su estilo íntimo, mágico y reflexivo, delicado pero salvaje, igual que esta historia, la de Tana y su aquelarre y todo aquello que nos deja rondando por nuestra mente al acabar el libro.
A través de los ojos de Tana vamos pasando capítulos llenos de incertidumbre y temor por lo que le espera en el continente como bruja y como futura esposa de Landon, y al mismo tiempo la autora nos permite fantasear y disfrutar con ella de su magia en estado puro junto a Wolfe. Dos Tanas, la correcta y la rebelde. Dos futuros, dos destinos y una flor venenosa.
Quizás lo que más me ha gustado de esta novela ha sido poder descubrir junto a Tana la verdad oculta que tanto tiempo se ha mantenido escondida. Un camino alternativo, impensable y prohibido, pero muy real y palpable.
Eso sí, no esperéis acción desde la primera página, pues tarda en llegar —aunque tampoco la he necesitado, la verdad— porque lo importante es que, sin prisa pero sin pausa, la autora nos enseña a lo largo de la novela cómo la cómoda y organizada vida de Tana puede derrumbarse y dar un giro de 180° en un instante. Todo en lo que siempre ha creído y confiado ya no tiene sentido, una nueva realidad se abre poco a poco ante ella y su propia naturaleza ansía abrazarla.
Y, ¿qué hay de Wolfe? Él es el otro gran protagonista, el detonador de ese cambio. Yo, personalmente, he adorado a este personaje porque es crucial en el cambio de Tana y en el transcurso de los acontecimientos. Sin él no habría historia y el enemies to lovers junto al romance prohibido entre ambos es una gozada. Del mismo modo, me ha dado la vida el triángulo amoroso —Wolfe-Tana-Landon— que nos regala la autora, pues aporta mucha emoción y tensión a la historia.
Por último, me ha resultado muy interesante algo de lo que no puedo hablar en detalle para no hacer spoiler, pero que se refiere a vivir asustados y encerrados en una mentira, pensando que algo es mortífero cuando en realidad no es así. Eso me ha hecho reflexionar sobre la propia sociedad en la que vivimos, que muchas veces consigue que en nosotros surjan miedos irracionales e infundados sobre algo que en realidad es inofensivo. Sin embargo, esos miedos nos restringen, nos confinan y nos impiden vivir con libertad, justo como lo que le ocurre a Tana y al resto de su aquelarre…
En fin, solo puedo deciros que le deis una oportunidad a Rachel Griffin y a sus Hechizos de medianoche, una historia de autoconocimiento narrada de una forma que no os aburrirá en ningún momento, pues aporta acción cuando la historia lo requiere y os dejará reflexionando sobre el vínculo entre la magia y la propia naturaleza.