From Hell, de Alan Moore y Eddie Campbell
Alan Moore es Dios, qué digo Dios, es el Creador, qué digo el Creador, es… bueno, realmente creo que se entiende de sobra lo que quiero decir. Además, más allá de llamarle Creador, no encuentro otro nombre con el que describirle, así que lo dejaremos así. Pero como todo en esta vida, esta admiración requiere de una explicación, que yo no soy como aquellos que hablan de un autor con devoción y luego no te dan razones, no, no. Lo que vengo a contar aquí es, ni más ni menos, que una de las novelas gráficas que han pasado a la historia de las novelas gráficas. Es una de esas historias que deberían contarse de generación en generación y que no tendrían que caer en el olvido. Es uno de esos relatos que, para todo aquel que desconozca el mundo de los cómics, es de visita obligada. Volvéis a preguntarme por qué, y yo lo entiendo, no os he dicho nada todavía, y es que yo a veces me enrollo mucho, como las persianas vaya, y sé que vosotros necesitáis respuestas. Al fin y al cabo, esto es una reseña ¿no?, tendré que hablar de lo que es “From Hell”. Pues allá vamos. Que se prepare todo aquel que no ha visto nunca una reseña de admiración, porque esta lo será, y de las buenas, de las tremendamente buenas.
Yo guardo en mi interior una especie de obsesión por una figura que, hace muchos años, asoló las calles de Londres. Hoy en día, ese personaje se ha convertido en un mito como pueden serlo Hércules o Zeus, y se siguen sucediendo toda clase de hipótesis sobre quién pudo ser, sobre qué le impulso a cometer sus crímenes, sobre las conspiraciones que había detrás de su persona… en definitiva, una barbaridad de textos que siguen creándose para desentrañar uno de los misterios más apasionantes de nuestra Historia. Os hablo de Jack el Destripador, que se convirtió en uno de los asesinos en serie más despiadados que haya conocido la humanidad. Y, precisamente, hace tiempo, esta novela gráfica llamó mi atención por contar con una de las teorías más estudiadas, pero a la vez menos reconocidas, y es la de la conspiración real para acabar con una serie de prostitutas que podían hacer que la corona se tambaleara. Alan Moore nos muestra en esta novela gráfica que, a través de documentación exhaustiva, a través de una historia bien armada, bien organizada, bien construida, es posible adentrarnos por los callejones del Londres de la niebla nocturna, y viajar junto a este personaje infame en sus andanzas para acabar con la amenaza que se cierne sobre la familia real. ¿Realidad o pura conveniencia? Si vosotros, que os considero unos lectores ávidos como yo, habéis encontrado alguna vez libros sobre el odiado Jack, os habréis encontrado con innumerables personalidades que apoyaban esta teoría que, a día de hoy, sólo se ha puesto en imágenes gracias a este autor que, válgame el cielo, y lo repito como si fuera un mantra, es Dios en estado puro.
Pero, a pesar de que esta es una historia sobre asesinatos, no sólo lo es. Porque lo que aquí se disecciona es la sociedad de la época, las confabulaciones, la cesta que se echa a perder porque en su interior existe una manzana podrida, las diferencias entre lo pobre y lo rico, la vida en un Londres decadente, sucio, oscuro, más próximo al infierno del título que a una ciudad cosmopolita como la vemos ahora. “From Hell” es el resultado de muchas lecturas (se nota especialmente en momentos como el viaje que un personaje de la novela le hace a su subordinado por todo Londres, enseñándole la historia que guardan sus edificios), es el resultado de la investigación exhaustiva que sólo autores como el que tenemos enfrente es capaz de pergeñar como si fuera su única labor en el mundo. Y es que Alan Moore habrá parido, en lo que llevo de vida, algunas de las más osadas y más conocidas historias en forma de novela gráfica, y aún hoy en día, sigue presentándonos lo que es su legado, lo que son sus pequeñas obras de arte. Diría que la novela gráfica que me ocupa en estos momentos no es sólo una más, es la novela gráfica, es aquello que todo amante del género puede descubrir a golpe de vista y, aunque el dibujo no sea apto para muchos públicos, sin duda alguna lo que guarda en sus palabras, lo que guarda en sus diálogos, lo que guarda en sus cambios de blanco a negro, y de negro a blanco, sólo puede tildarse de excepcional, de obra maestra, de Capilla Sixtina. Pero recuerden, esta no es una historia amable. Esta es una historia de sangre, de conspiración, de la vida más pura, encadenada a la muerte más oscura. No se olviden porque, después de todo, Jack el Destripador existió, y eso nadie puede negarlo.
Este cómic lo tengo pendientísimo. Tras leer tu magnífica reseña presiento que no tardará en caer.
Un abrazo.
Es una obra maestra. Por cierto, que de seguro que tengo más recomendaciones que hacerte sobre cómics!
Un abrazo.