Nueva Orleans. ¿Qué os viene a la mente cuando pensáis en esta ciudad? A mí muchas cosas y todas ellas literarias. Todas fascinantes y atrayentes: fantasmas y seres nocturnos, magia y callejones donde cualquier cosa puede suceder, jazz y gospel, festivales y vudú.
Nueva Orleans es diferente a todo aquello que la rodea. Es una rosa entre espinas. Es original a rabiar.
Nueva Orleans es Entrevista con el vampiro, novela mundialmente conocida escrita por Anne Rice y… lo primero que me ha venido a la cabeza al pensar en esta ciudad.
Sinceramente creo que Renée Ahdieh, la autora de la novela que hoy os traigo, está buscando precisamente eso. ¿Por qué? Hombre, porque Hermosa eternidad se desarrolla en Nueva Orleans y hay vampiros. Una combinación que nunca falla, ¿verdad?
Celine Rousseau es nuestra protagonista, una joven modista que quiere escapar de algo que ocurrió en París. Su destino es Nueva Orleans y, aunque Celine sabe que debe pasar desapercibida en el convento de las Ursulinas, no puede evitar sentirse atraída por el ambiente festivo del lugar y por todo lo que Nueva Orleans puede ofrecerle.
Cuando conoce a Odette, su aventura comienza. Una aventura que la llevará a La Corte de los Leones y a su líder, Bastien Saint Germain. Un submundo sobrenatural, tan exquisito como peligroso, que la colocará en medio de una serie de asesinatos de mujeres cuya sangre ha sido drenada.
Sangre, vampiros y una ambientación deliciosa. De forma sencilla y ágil, la autora consigue que nos traslademos a esa Nueva Orleans del siglo XIX. Una ciudad donde las criaturas de la noche mandan y los asesinatos se apoderan de sus calles.
Además, uno de los puntos fuertes de la novela es el pasado misterioso de Celine, que hace que nos preguntemos durante la primera mitad del libro qué secretos esconde nuestra protagonista y por qué motivo huyó de París.
De hecho, debo confesar que Celine, para mí, ha resultado ser un personaje fascinante. Nuestra protagonista es puro fuego atrapado, deseos prohibidos que se mueren por escapar. Celine es respondona e intrépida y está al mismo nivel que nuestro otro protagonista, Bastien. Porque Bastien es el rey de la oscuridad, el dios del inframundo. Un Hades atractivo y misterioso.
Y la relación entre ambos, sus interacciones, ese tira y afloja, esas contestaciones mordaces, el ingenio de cada uno, de igual a igual, es de lo mejor de la novela.
Y otro de los mejores aspectos de la novela es la pluma cálida y estimulante de la autora, que a mí me hipnotizó desde el principio. Me hizo sentir parte de esa Nueva Orleans bellísima y siniestra. Una ciudad que se nos presenta como un refugio con vida propia que de la nada te da todo y de todo te deja sin nada. Una trampa, pero también una salida. Una nueva oportunidad para todas aquellas mujeres que quieren olvidar su antigua vida.
Ya solo esa idea me sedujo y me pareció atractiva, así como todos los hilos sueltos y todo el misterio que flota sobre Celine, sobre Bastien y sobre las chicas muertas.
Pero si hablamos de las muertes tenemos que hablar del asesino. Y, ¿quién mejor que él mismo para adentrarse en nuestras mentes? Por eso, Renée Ahdieh utiliza una narración a dos voces, una primera persona y una tercera, que se van alternando para mostrarnos dos perspectivas muy diferentes. Esa primera persona es la que está detrás de los asesinatos, la criatura que nos pone los pelos de punta.
En cambio, la tercera persona nos invita a disfrutar de la riqueza de personajes y del día a día de Celine en su nueva vida. De los descubrimientos, del carnaval, de La Corte de los Leones, de lo prohibido, y de la naturalidad en compartir mesa con individuos de diferente etnia.
En definitiva, Hermosa eternidad es una primera parte de saga que nos ofrece una combinación brutal de elementos: la mágica y embrujada Nueva Orleans donde se desarrolla toda la historia; la exquisita, directa y completa prosa de la autora; y Bastien, ese premio gordo en forma de vampiro.
La suma de todo esto es este magnífico híbrido entre thriller y fantasía, romance y terror. Una historia que nos habla de moralidad, de justicia, de venganza, de sospechosos, de vergüenza, de libertad, de restricciones raciales, de vampiros, de jovencitas educadas y Caperucitas que esconden al lobo bajo la capa.
Una novela que nos hace reflexionar sobre quiénes somos, cuál es nuestra verdadera esencia, cuáles son nuestros orígenes y por qué debemos estar orgullosos de ellos.
Así que espero que Puck no tarde mucho en traernos su continuación, porque esta Hermosa eternidad y su arrolladora parte final me han provocado tanta sed que necesito su segunda parte para calmarla.