Hierofanías

HierofaníasPor algún motivo Alfredo Rodríguez es un poeta al que regreso cada vez que anuncia un nuevo título, será por ello que de vez en cuando me atrevo a venir para compartir con todos ustedes algunos poemas de este autor navarro ¿Importa que sea navarro o de Valladolid? Yo creo que un poeta puede ser de cualquier parte, pero el lector hará bien en saber de dónde le viene a cada uno su fuerza e inspiración.

  Porque unas veces nace de la familia, de los seres amados, de los desamores o de las situaciones sociales, otras veces nacen de nuestra genética, de nuestras raíces, de nuestra tierra y de su propia trasformación.
I
Empiezas hoy a transformarte en diosa,
giras en el ciclo de nacimiento y de muerte
como una burbuja de aire, una gota de agua
en mi carne de hombre,
adoptas mil distintas experiencias.
Ahora nos toca aprender de ti
tu existencia encarnada.
Vivo en ti una ascensión interminable,
un flujo de energía que baja por mi cuerpo,
profeta enloquecido
llamo Noche a mi amante,
porque tú me devuelves el valor,
verdadera virtud perfeccionada,
como si recita se las palabras del Buda.
 El poeta se abre finalmente a la luz, como bien nos dice su prologuista y amigo Javier Asiáin. Me resulta curioso cómo los poetas según avanzan por la línea de la vida van aclarando sus versos, van dando luz a su poesía.
Eliade utilizó la palabra «hierofanía» para traducir el acto de manifestación de lo sagrado, porque es preciso, y porque se refiere únicamente a aquello que corresponde a lo sagrado que se nos muestra.
Me ha parecido ver en Alfredo una clara evolución más allá de la poesía, la evolución es personal, si bien sus poemas siguen un propio camino al margen del propio autor. Sé que es extraño, pero habrá que entender que es una poesía muy elaborada, poemas que precisan más allá de la inspiración vital o divina, el trabajo del poeta para pulir y dar fluidez a las palabras, a los versos… Y convertirlos en lo que hoy tenemos en nuestras manos, ríos luminosos que parecen descender mansamente.
XIX
Milagro de la regeneración,
eterna juventud, vitalidad del Sol,
la música y plegaria, su Belleza.
Entre la tierra fértil se abre la flor del loto,
los goces de la Vida,
el mar de toda la energía yin,
El mar de toda la energía yang.
    Ya ven, versos que, según nos dice el poeta, “solo quieren reivindicar el carácter sagrado de la Poesía y su significado más alto: el de estar cerca de lo absoluto y lo definitivo…”.
Imprescindible, tanto como el prólogo, será el epílogo del propio autor, donde analiza, como si tras la lectura del poemario asistiesen ustedes a una conferencia con el autor en un club de lectura, el recorrido de sus versos, las fuentes de las que se han nutrido y los mares a los que se dirigen. Esta es una parte que a muchos lectores no especialmente cercanos a la poesía, interesará, aquellos que necesitan una más clara explicación de lo leído más allá de la belleza que las palabras y el sonido les muestran.
XXXVIII
Si el poeta conquista la pureza
conquistará el descanso
y después todas las cosas
ya serán solo una con el Tao.
La fuerza de eliminación del cuerpo
y la luz de luces, la Luz del alma,
conservan su dharma cósmico visible,
el Yo que es anterior al nacimiento.
Al poder trascender sus dualidades
entrará en el silencio,
el deseo de integrarse en el Todo.
Con estos tres poemas, seleccionados por orden cronológico del poemario, creo que vemos esa transición, ese ir hacía donde el poeta ha querido que fluyan sus versos y su propia existencia. La Luz que va viéndose más clara según avanzamos por sus últimos poemas.
La poesía es una de las artes más especiales de entre las bellas artes a las que el hombre tiene acceso, palabras que generan emociones a través de todas sus formas y sonidos, música que vuela y palabras que golpean, susurran, o incluso acarician.
Leer poesía es aspirar a ser más humano y al mismo tiempo más divino.

2 comentarios en «Hierofanías»

  1. Un poeta muy oriental, me parece, muy filosófico, y casi religioso, de todos modos, ¿puede un poeta no ser religioso en el sentido de búsqueda de una espiritualidad por una necesidad innata por encima de otros? A mí me lo parece, no significa que no hayan no-poetas a los que no les pase esto, pero lo que sí me parece seguro es que esto les pasa a todos los poetas, y entonces nos acordamos de Thomas Mann y su definición de la espiritualidad como una necesidad de belleza, (o al menos eso entendí).
    En fin, mi querida Susana, estupenda reseña para hacernos picar.

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    • Qué bien traído Thomas Mann y esa visión de la belleza… Eres la mejor No-poeta que conozco jajaja Yo creo que va con nuestra esencia humana esa búsqueda de la espiritualidad, religiosa o no, tienes razón, porque hay quien no lo comprende. El autor, ya ves, también busca, como tu y yo

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