Reseña del libro “Hijas de Esparta”, de Claire Heywood
Hacía mucho que no leía una novela histórica que me convenciera y enganchara capítulo tras capítulo. Tengo que confesar que no es de mis géneros favoritos, pero cuando leo una que me atrapa no me la quito de la cabeza en mucho tiempo. Y la mitología griega, en especial, que es la principal protagonista de este libro, siempre me ha interesado mucho. Después de leer recientemente La canción de Aquiles y Circe, libros que están gustando bastante en general a la comunidad lectora, supe que quería seguir leyendo algo en esta línea y esta novela me ha sorprendido mucho.
El motivo principal por el que me atrajo en un principio es la visión general que da sobre la guerra de Troya, que surgió después de que Paris, príncipe de Troya, sedujera a Helena, reina de Esparta y esposa de Agamenón. A ojos de todos, ella fue el motivo por el que se proclamó el conflicto y fue odiada por casi todo el mundo, pero ¿por qué se fugó con él? ¿Cuáles fueron los motivos y por qué su papel suele quedar relegado a un segundo plano en esta historia? Esta fue la premisa por la que me animé a leerla. Según la autora:
“En el fondo, la novela no es ni siquiera una reformulación de la guerra en sí misma, sino de las vidas privadas de Helena y Clitemnestra, dos personajes que, a mi parecer, las fuentes clásicas siempre han tratado injusta o inadecuadamente. ¿Qué debían de pensar estas mujeres? ¿Qué sentían? ¿Qué las hizo actuar como actuaron?”
Y, realmente, lo que más me ha gustado, una vez terminada, es que son preguntas a las que responde en este libro. A lo largo de cada una de las páginas y, desde la infancia hasta la edad adulta, llegamos a conocer bastante bien a Helena y Clitemnestra (Nestra). Estas dos hermanas pasan del estado de felicidad más intenso, cuando viven juntas y con sus padres en un bonito palacio, sintiéndose queridas y tenidas en cuenta en todo momento, a ser obligadas a separarse y a casarse con dos hombres que realmente, por lo que parece, ni las aman ni las comprenden.
Me ha parecido interesante el punto de vista en esta historia, puesto que son estos mismos personajes los que nos relatan cada uno de sus pensamientos y emociones en capítulos alternos y creo que esto le añade cercanía y capacidad de empatía con el lector. Es inevitable conectar con ambas y la soledad que sufren en sus matrimonios y respectivas vidas. Y sorprende ver su enorme evolución a lo largo de los años. A pesar de que ahora las cosas son muy diferentes, la manera de narrar tan sencilla, directa y centrada en las emociones nos permite establecer una relación muy cercana con ellas y las tragedias que viven. Es una novela muy feminista, que da voz a la mujer en un periodo en el que esta tenía un papel plenamente sumiso. Un mundo en el que sus necesidades no importaban. Y creo que este tema, pese a todo lo que se ha luchado (y se sigue luchando) en la Historia, sigue estando en primera línea en nuestra sociedad.
Hijas de Esparta habla sobre la soledad, la maternidad, la pérdida y el deseo y la necesidad de la mujer de ser amada, respetada y escuchada. Sobre lo que significa realmente la igualdad en un mundo dominado por los hombres y el trato que daban a las mujeres, pero sobre todo cómo estas se sienten con motivo de dicho trato. Y también es una novela muy bien ambientada en la época que retrata, un aspecto que la hace aún más real y veraz. A pesar de las escenas ficticias, te transporta muy bien a la Grecia antigua y las costumbres diarias de la nobleza.
Por último, destacaría también su ritmo, ya que cada capítulo invita a leer el siguiente y es muy fácil pasar las páginas porque quieres conocer qué pasará después, aunque conozcas el final. Lo que quieres saber es cómo se sentirán estas mujeres, las decisiones que tomarán y cómo afectarán en sus respectivas vidas. Es un libro que pone a las mujeres en el centro.