Hilos de sangre, de Gonzalo Torné
Una novela densa y ambiciosa que recorre los últimos ochenta años de la historia de España a través de los hilos de sangre de una familia catalana.
Hay momentos en la vida en los que uno no es capaz de decidir qué camino tomar: Clara es una barcelonesa de poco más de treinta años que no sabe qué hacer con su vida y yo no sé qué hacer con la novela que ella protagoniza. O mejor dicho, no tengo claro si recomendarla ni en qué términos debo hacerlo.
Pero aunque mi crisis sea real y me preocupe, aunque sólo sea un poco, y la de Clara no sea más que una ficción, la suya es mucho más grave y compleja, así que comenzaré por ella.
Clara es un personaje de hoy en día; podría ser perfectamente alguien que conocemos cualquiera de nosotros: una mujer inteligente y sensible, con sus dudas y sus contradicciones, sus proyectos, sus relaciones de pareja y de familia… De hecho, podría ser cualquiera de nosotros. No sufre ningún problema especialmente grave, pero su vida está atascada y sus relaciones no funcionan: la convivencia con Joan-Marc, su marido, no se parece en nada a lo que esperaba; se siente constantemente sometida al juicio de Amanda y Álvaro, sus dos hermanos; y su abuelo Gabriel, con el que siempre tuvo un vínculo muy fuerte, se está muriendo. Clara siente que necesita escapar de todo lo que le rodea. Por lo pronto, está a punto de separarse de Joan-Marc.
La necesidad de dejar atrás a su marido y a sus hermanos impulsa a Clara a recuperar la figura de Gabriel, de quien se había distanciado últimamente a causa de su larga enfermedad. A medida que escarba en su memoria, el peso del relato se va a desplazar poco a poco hacia atrás en el tiempo: desde la vida actual de Clara vamos retrocediendo hacia su juventud para conocer cómo se estrecharon sus lazos con Gabriel; luego más atrás, a los primeros recuerdos sobre su abuelo y otros muchos personajes de su entorno; y, finalmente hasta la juventud de Gabriel en la Barcelona de las revueltas anarquistas, la Guerra Civil y la posguerra, narrada por él mismo a través de los papeles que le deja a Clara.
Pero Hilos de sangre no es una novela histórica y los acontecimientos de nuestro pasado reciente apenas sirven para marcar el paso del tiempo y poner en contexto a los protagonistas; es una novela sobre la vida –“ese asunto complejísimo, aunque no demasiado interesante”–, sobre lo que esperamos de ella y lo que obtenemos y sobre lo que los demás esperan de nosotros y lo que realmente hacemos –y que muchas veces se convierte en un terrible secreto–.
A lo largo de ochenta años somos testigos no sólo de la transformación de la sociedad y la moral españolas, sino de las distintas maneras con las que los distintos personajes, cada uno en su época, se enfrentan a sus crisis y a sus retos.
Clara, su marido Joan-Marc, Amanda y Álvaro, viven hoy, en nuestro entorno, y sus metas, como las nuestras, son sentirse realizados en su trabajo, encontrar un sentido –o al menos un equilibrio– para sus vidas, ser felices… Pero Gabriel perteneció a una época en la que lo importante era sobrevivir, y para ello las personas debían luchar con todas las fuerzas disponibles y hacer cosas que hoy nos parecen monstruosas, mientras tejían “nuestro hilo de sangre como arañas ciegas para que yo pudiese agarrarme y nacer”. ¿Hasta qué punto es conveniente saber a qué tuvieron que enfrentarse nuestros padres y abuelos, qué hicieron para que no se interrumpieran los hilos de sangre de la estirpe, del clan?
El contraste entre la sociedad actual y la de décadas pasadas queda patente en todo el desarrollo de la novela: desde el hambre de la posguerra al sushi y la macrobiótica, desde los señores respetables con esposa y querida a la libertad sexual, desde la sumisión de la mujer a su incorporación al mercado laboral, no deja de sorprender, por mucho que sea algo sabido, cuánto han cambiado las cosas.
Aunque no todo se ha transformado; los inmigrantes ilegales que fotografía Amanda en las afueras de una Barcelona próspera y cosmopolita son una imagen fiel de los asentamientos de chabolas de descubre Gabriel, al iniciar su militancia a principios de los años treinta, a escasa media hora del confortable piso familiar en el Eixample. El tiempo no parece pasar para los que no tienen nada.
Y podría seguir; Hilos de sangre es una novela densa y ambiciosa de la que se pueden decir muchas cosas, como que obtuvo el Premio Jaén de Novela en 2010. Pero, como ya les comenté al inicio, yo no tengo claro cómo enfocar este comentario. No es que no sepa si me ha gustado, es que algunas cosas me han gustado mucho y otras bastante menos.
Hilos de sangre es una novela muy interesante, más aún si tenemos en cuenta que Gonzalo Torné es una voz nueva en el panorama literario español y que probablemente seguiremos oyendo hablar de él, pero también es bastante irregular. Su ritmo es magistral a ratos, alcanzando momentos de gran intensidad, pero en otras ocasiones la historia se pierde en disgresiones muy difíciles del hilar con el texto principal. Esa heterogeneidad se refleja también en los personajes: algunos están muy bien construidos, pero otros son sencillamente inverosímiles.
También tengo que decir que me ha sorprendido encontrar ciertas incorrecciones sintácticas y gramaticales en un libro que, por otra parte, cuenta con muchas páginas brillantes. Algunas libertades se pueden explicar por un intento de Torné de que la narración sea más dinámica y coloquial, más “moderna” –aunque a mí no me terminan de convencer ese tipo de justificaciones–; otras, sin embargo, escapan a mi comprensión.
Como les dije, no sé cómo recomendar esta novela. Estoy convencido de que muchos lectores van a disfrutar de ella, como he disfrutado yo durante buena parte de su lectura. También soy consciente de que muchos de los “peros” que les he trasladado pueden ser más un problema mío que de la obra. Ante el dilema, como no puedo huir como Clara para refugiarme en casa de mi abuelo, me conformo con contarles todas mis sensaciones sobre Hilos de sangre, tanto las buenas como las que no lo son tanto, y que cada cual decida.
Javier BR
javierbr@librosyliteratura.es
Me parece muy hábil la manera en que nos propones este libro. Ahora queda en nosotros lectores si queremos arriesgarnos.
El argumento me parece muy interesante y la reseña muy bien escrita, como nos tienes acostumbrados.
Saludos!
“como nos tienes acostumbrados”, perdón pero no podía dejar de pasar por alto el intento de voz neutral de Georgi.
Buena reseña! Me gusta que lo dejes a la elección del lector por tus sentimientos encontrados…
Bueno, ya sabéis que si un libro no me gusta, prefiero no comentarlo, pero este título tenía demasiadas cosas buenas como para rechazarlo por algunas dudas e intenté ser imparcial en la reseña para que cada uno pudiera juzgar.
De todos modos me doy cuenta de que vuestro interés por el libro responde al razonamiento “si a Javier no le convence, debe ser bastante bueno”, jaja.
Gracias por vuestros comentarios.