Queridos lectores, permitidme que empiece esta reseña dirigiéndome directamente al autor del libro del que vengo a hablar. Después de esta introducción, os contaré todo lo que queréis saber sobre el mismo.
Estimado Ricardo Sánchez de Madariaga:
Tengo que decirte que no sé qué idea me había hecho yo de tu libro. Cuando llegó a mi casa lo hojeé por encima y leí la sinopsis. Cuando llegué a ella vi que tan solo se mencionaba el nombre de lo que (me imaginé) iban a ser los siete relatos que componían la obra y tan solo una frase al lado de cada uno de ellos que identificaba vagamente su contenido. Después me quedé mirando un buen rato la portada: un hombre roto de dolor llora delante de lo que parece un tanque (desde ya digo que mi conocimiento sobre lo bélico es completamente nulo) y justo al lado, un cuerpo del que solo se ven las piernas y que predice la peor de las desgracias. Entonces en mi cabeza se fue formando una idea de lo que iba a encontrarme dentro de esa obra: guerra, sangre y dolor.
Pero nada más lejos de la realidad. Es un libro lleno de vida y de ilusión. Tan solo dos de los relatos tienen como escenario una guerra (Adiós Vaterland e Historia de la columna infame). Todos los demás, los otros cinco, nada que ver.
Así que, querido Ricardo, yo me enfadé mucho. Porque si te soy sincera empecé tu libro sin demasiadas ganas, porque como ya te habrás imaginado, mi pasión por lo bélico es más o menos la misma que mi conocimiento sobre ello. Pero cuando lo comencé y fui pasando las páginas y descubriendo esas historias y esas sensaciones que transmiten todos los relatos… me dije a mí misma: “Ana, has vuelto a fallar”. Y me enfadé porque, de verdad, considero que la portada y la sinopsis no hacen justicia a este libro. Te prometo que si lo hubiera visto en una librería, jamás lo habría lo comprado, porque mi reacción al ver la portada hubiera sido la de “este libro no es para mí”. Y otra vez, nada más lejos de la realidad.
Por lo que, estimado Ricardo, mis más sinceras disculpas por haberme hecho una idea de tu libro completamente errónea y mis más sinceros agradecimientos por los relatos que en él has plasmado.
Bueno, dicho esto, vamos a lo que vamos. Ahora ya sí, me dirijo a ti, lector, que estás detrás de la pantalla leyendo estas líneas.
Ya habrás sacado como conclusión que Historia de la columna infame no es lo que parece. Dentro de sus relatos (algunos muy muy cortos y otros que ocupan varios capítulos) encontramos varias historias que nos pueden resultar más o menos conocidas, como por ejemplo aquella en la que perseguir el amor es el objetivo principal o en cambio en otra en la que el éxito está en no dejarlo marchar jamás. Relatos que nos hablan de “la sensación de vivir” como bien pone en la sinopsis, y que no podrían definirse de mejor manera. Esa es la única pista verídica que he encontrado sobre el libro.
Es una obra muy cortita, ya que tiene unas ciento cincuenta páginas, y que nos invita a leerla con calma. Me he dado cuenta de que esto me pasa con todos los libros compuestos por relatos cortos, que aunque quiera leer de seguido unos cuantos, no puedo evitar alternar otra obra entre medias de cada uno de ellos. Seguramente sea porque intento poner un punto y final entre cada relato para poder saborearlos mejor y no mezclar las historias de unos y de otros. Como si fueran libros individuales. Pero si tienes la suerte de leerte unos cuantos seguidos, estoy segura de que este libro caerá de una sentada.
En cuanto a la redacción, Ricardo Sánchez de Madariaga utiliza un lenguaje directo y sencillo, para nada recargado. Me gusta mucho ese tipo de narración: la que te cuenta lo que te quiere decir sin necesidad de dar volteretas y carambolas. Va al grano. Y esa forma de escribir me resultó especialmente acertada en el relato El viaje hacia el Este que, por si me preguntáis, es mi favorito. En él, un chico y una chica recorren en coche el norte de España. Un viaje largo que en estas páginas se hace corto. Mientras lo leía estuve con una sonrisa en la cara todo el tiempo. Por esto mismo decía que me había enfadado tanto con la portada de Historia de la columna infame, porque de verdad creo que no tiene nada que ver con el contenido que encontramos dentro de él.
Por último, sí que me gustaría apuntar que hay alguna falta de ortografía que otra (realmente son nimiedades) que han hecho que mi lectura se ralentizara un poquito. Así que desde aquí animo a su autor a hacer una corrección para las siguientes ediciones, para así conseguir un resultado perfecto.
Y por si alguno en la sala se lo pregunta, no tengo ni idea de si esta obra está relacionada con Manzoni o si el título tiene una intención que a mí se me escapa. Quizás en la próxima carta que le mande al autor se lo pregunte. Para disipar todas las dudas.