Historias imposibles, de Marc Casanovas

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¿Cuál es la naturaleza de un libro? Algunos me diréis que su motivación debe ser leerse y meterse de lleno en su historia. Y tendréis razón, siempre y cuando estemos hablando de una novel. Otros argumentareis que hacernos reflexionar sobre la realidad que nos rodea. Y también tendréis razón, siempre y cuando estemos ante un ensayo, sea de la materia que sea. Pero, ¿qué pensaríais si os dijera que la naturaleza de este libro, de este en concreto, es que juguemos? Hoy en día, los libros inundan las librerías y, más allá de las historias que nos cuentan, no podemos decir que nos encontremos ante algo distinto – siempre y cuando nos alejemos del apartado infantil – juvenil, que intenta siempre variar sus contenidos -. Lo importante de Historias imposibles radica en ese mismo punto. En que no se trata de un simple libro donde abrir sus páginas se convierta en el único acto posible, sino que nos invita a unirnos a aquellos con los que compartimos el día a día para jugar, descubrir, investigar y, sobre todo, pasar un buen rato.

Historias increíbles basadas en hechos reales que ir desentrañando mientras preguntamos. Algo que parece sencillo, pero que encierra algo mucho mejor: la diversión en estado puro.

Hace poco empecé a aficionarme a los juegos de mesa. Pensaréis que ya era hora, que quizás ha pasado demasiado tiempo y que, siendo ya un adulto, uno no puede descubrir este mundo, pero es lo que hay. Así que cuando vi en una publicidad Historias imposibles me dije a mí mismo que lo más seguro es que me gustara. Su funcionamiento no podía ser más atrayente: descubre historias increíbles de la realidad mientras juegas con tus amigos; y a pesar de que yo no tiendo a fijarme, o al menos no demasiado, en el formato del libro, su edición llamó la atención de mis ojos – y mucho más si cabe cuando uno lo tiene en las manos -. Y me puse a jugar. Sí, sí, como lo leéis, a jugar. Marc Casanovas nos propone historias que nos parecerán dignas de cualquier sección de sucesos de periódicos, mientras nosotros sólo podremos responder “sí” o “no” hasta que demos con el resultado de todo lo que ha sucedido. Y al jugar con él uno se da cuenta que los libros pueden ser un compañero perfecto para esos momentos en los que, reunido con amigos, quiere encontrar algo con lo que divertirse.

Preguntaba al principio cuál es la naturaleza de un libro. Y es muy probable que la pregunta resulte absurda dado que vivimos una época en la que el mercado editorial debe reinventarse para ofrecer a los lectores algo distinto que sobresalga de todos aquellos títulos que inundan nuestra vista. Historias imposibles tiene complicado enfrentarse a una sobreestimulación literaria, pero lo hace con el atractivo de ese tipo de libros que, en lo que ofrecen, en ese detalle que rebasa la línea de todos los demás, es donde tienen su punto fuerte. Porque siempre suele decirse que los libros tienen ese halo de disfrute individual que, a pesar del debate que haya después, no deja de ser especialmente solitario. Marc Casanovas nos invita a conjugar dos verbos que siempre tienden a aparecer separados por aquellos que ven los libros como algo a no tener en cuenta: leer y divertir. Si esa combinación no resulta atractiva, no sé qué podrá serlo entonces. 

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