Historias insólitas de la historia argentina, de Daniel Balmaceda
Hay lugares de Buenos Aires que caminamos, vivimos y compartimos cómo si nunca nadie los hubiera construido. El espacio parece detenido en este tiempo y es difícil pensar que alguna vez fue parte de otras dinámicas, tan lejanas a los vicios del 2010 y pico. Es como si esa avenida siempre hubiese estado allí, los trenes conservaran la misma mística y plazas fueran amplios espacios vírgenes.
Hace algunos días, en Buenos Aires dejaron de circular los vagones de subte más antiguos, que databan de principios de siglo XX. Ante esta realidad, la historia se coló nuevamente en las ventanas de lo cotidiano y, por un momento, nos dio la oportunidad de pensar que provenimos de una historia pasada, que se fundó sobre las líneas del trabajo de muchos hombres. Situaciones que nos permiten explorar el pasado suelen presentarse, y los libros como el de Balmaceda son se convierten en compañeros de ese viaje.
La verdad es que, cómo cada país del mundo, la historia argentina se inserta en escenarios específicos y personajes con perfiles similares. Con el bagaje que traemos desde las escuelas, los libros históricos nos traen una segunda oportunidad para revelar los detalles que quedaron fuera de las clases y relacionarlos así con el espacio que habitamos día a día.
En esta edición de Daniel Balmaceda se repite la fórmula exitosa de rescatar los momentos más insólitos o interesante para un lector de estos tiempos. En este caso, no se trata de romances insólitos sino momentos de principios del siglo XX en la historia argentina que se replican en una prosa descontracturada. Buenos Aires, como tantos otros puntos del país, cuentan con historia en las paredes de las casas, los nombres de las calles, las ciudades que se forman a lo largo del camino y los recuerdos de los primeros intrépidos que llegaron y construyeron este lugar del mundo.
Como en todo libro de relatos cortos, hay algunas perlas como el capítulo de El Cometa Halley, que pasó por la tierra en el año 1910, una fecha clave en la historia argentina ya que se cumplían 100 años de la Revolución de Mayo. El 18 de mayo era la fecha pronosticada para que el cometa pudiese ser visto desde la Tierra y eso despertó las más curiosas (y trágicas) conjeturas. Como si fuese el planeado fin del mundo de 2012, sucedieron algunos suicidios y otros complejos hechos dentro de las ciudades de este país.
Con esta joya, junto a otros tantos relatos, Balmaceda redobla la apuesta y muestra nuevamente la realidad cotidiana de los argentinos a principios del siglo XX, con sus buenas o malas facetas. Una nueva invitación para descubrir el pasado.
Georgina Marrapodi