Todo tiene sentido al final.
Hummm… Ejem… Esto… ¿Cómo os lo digo? No os voy a engañar. Al final todo, lo que se dice todo, tras la primera lectura, no llega a tener sentido. The Punisher en bañador, Deadpool con garras, Rondador Nocturno realizando tareas de mayordomo, una cabeza flotando dentro de un frasco muy tocho a lo Futurama, la capa de Tyrone Jhonson (más conocido como Capa e inseparable compañero de Puñal) utilizada por alguien que no es él y, entre otras locuras más, en el epicentro de todo este meollo, un tío llamado Jamie Madrox que es capaz de hacer copias de sí mismo. “Cada Madrox es parte del todo. Algunos sois listos. Otros, tontos. Algunos sois tímidos. Otros, extrovertidos. Algunos sois malos.” En realidad, y como el propio Madrox reconoce, su poder es un poco (un poco es quedarse corto ¿eh Jamie?) más complicado que eso. ¿Pero cómo @#%$ va a tener sentido todo este patchwork de pijameo superhéroico? Bueno, menos Wonder Boy y Frank Castle, que, como ya he comentado previamente, llevan unos ajustados tangas muy sexys. “Me rindo. No tengo ni idea de qué pasa aquí.” Pues si tú, Jamie, no tienes idea el que te está leyendo está apañado.
Lo reconozco: cuando vi que Panini Cómics publicaba Hombre Múltiple: Todo tiene sentido al final me llamó muchísimo primero la portada y luego la escueta sinopsis. Todo muy loco. Todo muy raro. Un claro y conciso manifiesto de embrollo descomunal con la firme promesa de finalizar en un sinsentido de proporciones épicas. Y encima con un superhéroe al que no conocía de nada. O eso creía… Al revisar en mi memoria (a la que podría describir como un pendrive de 128 megas que da el típico error de: hay un problema con esta unidad, examínala ahora y repárala) hallé retazos de Jamie Madrox en Patrulla-X y Factor-X. Lo recordaba más cachas, con una vestimenta menos casual y llevando una gabardina marrón con la que se envolvía para dárselas de chulillo. Cuando al indagar un poco más descubro que Jamie Madrox viene dando guerra (con mucha más pena que gloria) desde mediados de los 70 me caigo de culo. Entonces solo queda reafirmarme en lo que muchas veces he dicho: yo no soy un entendido en cómics, solo soy un tipo que habla de los cómics que va leyendo y que aprende con ellos.
Y en este caso voy a empezar hablando de este tebeo por su dibujo: Andy MacDonald dibujando y entintando. Tamra Bonvillain coloreando. Una pareja artística que hace bien lo que se les ha mandado, que combinan personajes de Marvel en uno solo o que rediseñan algunos a los que ya teníamos vistos por otros lares de forma acertada. Un trabajo correcto, sin más, que, sin duda, sobresale cada vez que hacen hincapié en la gestualidad, chulesca e inmadura del protagonista. El excelente en dibujo se lo lleva el barcelonés Marcos Martín (¿Recordáis a Batgirl: Año uno? Ese Marcos) que en esta miniserie de tan solo cinco números, y como hace siempre, echa toda la carne en el asador para utilizar un sinfín de recursos visuales y crear cinco portadas hipnóticas. La quinta, la que más destaca, es una mezcla de belleza y tristeza que te lleva al embelesamiento. Aquí babear está permitido.
El encargado de explicarnos todo este divertidísimo disparate que nunca decae, que va in crescendo a una velocidad demencial hasta conseguir que té de vueltas la cabeza como a la niña de El Exorcista es Matthew Rosenberg. ¿Pero realmente de qué @#~% va la historia? Pues es que el protagonista en principio debería estar muerto, porque murió. Pero parece que uno de sus duplos sobrevivió. El problemilla es que este duplo se muere. Nadie quiere palmarla, esto es así. Con lo cual Madrox “le pedirá prestado” el cacharro de viajar en el tiempo a Bishop. “Quizá éste sería buen momento para hablar de las implicaciones del viaje temporal…” Bestia, otro pesado como Doc de Regreso al Futuro. ¡Bah! A los científicos ni caso. Si a un tipo con el Gen-X de multiplicarse más que un conejo le añadimos viajes en el tiempo y bucles espacio-temporales la cosa se pone interesante. Más interesante es que aunque todo no deja de ser una locura, que hay muchos chistes que te harán sonreír, reír y carcajear, la historia no es ninguna broma pues en el fondo, muy en el fondo, habla de las implicaciones morales de crear clones y sobre la pluralidad humana. El guionista también se toma muy en serio que todo cuadre a la perfección además de realizar constantes guiños y referencias al mundo Marvel y en particular a la Patrulla-X. De esta manera tan pronto podemos toparnos con La Tecnarquía, como con la línea Marvel 2099, o aquella cosa raruna llamada Marvel Swimsuit Special (superhéroes en tanguita, bikini o bañador, en la playita, como si de Los vigilantes de la playa se tratasen, pasando el ratico o jugando a volleyball) o incluso… bueno, ya lo iréis descubriendo.
Todo tiene sentido al final.
Hummm… Ejem… Esto… ¿Cómo os lo digo? No os voy a engañar. Esos momentos en que a Madrox parece traérsela floja todo, esas fatídicas muertes, incluso esas conversaciones de besugos… En Hombre Múltiple: Todo tiene sentido al final, resulta que sí, que todo tiene sentido al final y que lo cobra al cien por cien sobre todo tras la segunda, y diría que obligada, lectura.