Cualquier libro en el que figure el nombre de Jiro Taniguchi es tentación, obligación y motivo de jolgorio para el lector de manga. Esto sucede no sólo con las historias creadas por este gigantesco artista, sino también, como en el libro que hoy os traigo, con aquéllas en las que Taniguchi presta su inconfundible dibujo a otro guionista.
Hotel Harbour View es una colección de historias con guión de Natsuo Sekikawa e ilustrado por nuestro mangaka favorito. En su primera edición, hace ya unos cuantos años, constaba tan sólo de dos historias, pero en esta nueva edición, de manera muy acertada, Planeta Cómic ha includido otras tres para brindarnos un extraño y fascinante híbrido entre el manga y la novela negra.
Esta extrañeza y fascinación nos asalta desde la primera historia, “Good-Luck City”, poética, experimental y misteriosa, con páginas divididas en alargadas viñetas verticales y el enigmático texto en la parte inferior. Los autores creen necesario justificar la inclusión de esta historia inconclusa, pero a este lector se le antoja que esas últimas viñetas ya sin color, y ese personaje a punto de cruzar el río son el mejor y el único final posible para esos preciosos desvaríos.
Con sus pistoleros, prostitutas y hoteluchos de mala muerte, “Good-Luck City”, además, marca perfectamente el tono de todo el volumen. Así, en la segunda historia, que da título al libro y se abre con una impresionante escena y una espectacular vista de Hong-Kong, nos encontramos con un hombre que se prepara para enfrentarse con su futuro asesino. Esta historia tan oscura alcanza su clímax con otra inolvidable escena en la que es inevitable acordarse de aquella obra maestra del cine negro que era La dama de Shanghai.
Para continuar la fiesta, dejamos atrás Hong-Kong y nos dirigimos a Caracas, donde transcurre “El restaurante de la calle de Los Niños Perdidos”, otra historia oscura que da comienzo en la morgue y nos conduce por una ciudad que “apesta a gasolina, meados y colonia demasiado fuerte”. En su clase de español, el protagonista aprendió a decir “la sangre es roja”, y al final de la historia, para dar fe de ello, las viñetas cobran un color cada vez más intenso que casi estalla en una viñeta a doble página que parece pintada al óleo.
“Brief encounter” es el título de un clásico del melodrama que nos contaba, allá por los años cuarenta, la historia de un amor imposible. Desconozco si los autores estaban pensando en ella al escribir esta historia, pero lo cierto es que aquí la novela negra introduce el motivo de ese amor que todos tuvimos un día y que, precisamente por imposible, nos negamos a olvidar.
La propina es “Un asesinato tokiota”, una visión del submundo de la mafia yakuza a través de los ojos de un extranjero. Muerte, cuerpos tatuados, katanas y, de nuevo, un asesinato anunciado.
Hotel Harbour View es, en suma, otra demostración de que no hay género literario fuera del alcance del manga, en este caso bendecida, además, por el genio ilustrador de Jiro Taniguchi.