He decidido empezar este año con fuerza y leer mucho más de lo que leí el año pasado. Y también he decidido leer más variado, más temáticas y más autores desconocidos para mí. De esta forma llegó Huye, Jane, huye, a mis manos. Una novela escrita por Joy Fielding en los años noventa y que ahora ha sido reeditada por Umbriel en una edición preciosa.
No es que yo no lea novela negra, donde podemos encuadrar el libro del que voy a hablar hoy, pero sí que es un género no que acostumbro a leer demasiado. Y no sé por qué, porque cuando lo hago termino encantada. Además es un género al que no suelo pedir demasiado: me basta una buena trama y que sea adictiva al cien por cien. Lo demás, como por ejemplo el desarrollo de los personajes, la calidad de las descripciones o la credibilidad de los diálogos, me gusta exigirlo más en otro tipo de novelas. Y esto tiene una consecuencia necesaria, que cuando encuentro una novela negra con todas estas características que he mencionado y que, además, engancha un barbaridad, mi cara termina siendo de pleno asombro.
El libro de Joy Fielding cumple todo esto con creces: los personajes están muy desarrollados. Es más, dentro de la novela encontramos muchos personajes y muy variados con personalidades completamente diferentes, siendo algunas de ellas bastante complejas. Eso hace que el lector, ya de primeras, empatice mucho con algunos o acabe odiando a otros. Y esa tónica, en la que la evolución y caracterización de los personajes es importante, se mantiene constante durante todo el libro. También juegan un papel importante los diálogos y las descripciones que, siendo equilibrados, nos dan una narración rápida pero concisa, haciendo que el lector se meta de lleno en la historia, que al fin y al cabo, es lo que importa aquí.
Y vamos con la historia, que sé que lo estáis deseando. Bien, la protagonista es Jane Whittaker, una mujer que de repente olvida quién es. No se acuerda de su nombre, de dónde vive, ni siquiera de si está casada o no. Además, su ropa está cubierta de sangre y tiene muchísimo dinero en el bolsillo. Aquí empieza una trama de suspense psicológico donde seremos testigos de cómo la protagonista intenta lidiar con su problema. No sabe en quién confiar, ni siquiera sabe si el que dice ser su marido lo es en realidad, si es cierto aquello de que se le murió una hija hace años… No entiende nada, igual que el lector, que se siente tan confuso como ella, situación que cambia cuando se van despejando las telarañas de la historia.
Me ha gustado mucho la sencillez de la trama: una mujer que no se acuerda de quién es. Y, a partir de ahí, teniendo esa idea como la base, nos encontramos con toda una novela de suspense que engancha al lector. Y me gusta porque últimamente nada más que había leído novelas de intriga donde un asesinato era lo principal. Y con este libro se demuestra, una vez más, que se puede escribir historias de suspense diferentes y que sean igual de adictivas que las de asesinatos.
Me llama la atención, tengo que decir, la ausencia de la tecnología en este libro. Y es que no podemos olvidar que se trata de una reedición de una novela de los noventa, como dije antes, y que está basada también en aquella época. Por lo tanto no encontramos los medios tecnológicos que hoy tendríamos en una novela de suspense y que nos ayudarían a resolver el misterio. Aquí solo tenemos a Jane, su falta de memoria y su intuición que le llevará a descubrir qué le está pasando.
Y, bueno, la verdad es que estoy cumpliendo el reto que me propuse para este año y estoy leyendo mucho y muy variado. Sobre todo estoy leyendo novelas más bien ligeras, con algunas excepciones, y que me gustan y me enganchan. Y esto me está ayudando mucho a pasar un bache lector que tuve hace unos meses donde casi no leía porque no encontraba nada que me llamara la atención. Así que voy a guardar a Joy con su Jane en la estantería y me voy a poner ahora mismo con mi próxima lectura. Así, si.
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