¡Indignaos! de Stéphane Hessel
Por ahí hay un refrán que dice que lo bueno viene en frasco chico; y si lo aplicamos al libro que hoy reseño, la frase no puede ser más real; ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel debería estar en la biblioteca de cada casa, y el contenido de sus palabras, en las acciones cotidianas de quienes ansiamos vivir en una democracia real, ya. El tamaño del libro no sería un inconveniente, porque se vende en edición de bolsillo, y el precio tampoco, ya que se consigue por menos de cinco euros.
Y se lee en una hora, como mucho. Porque el manifiesto de Hessel, dejando de lado la introducción de José Luis Sampedro, las notas y el prólogo de los editores, apenas ocupa 14 páginas, de las 60 que posee el libro. No hay excusas para no leerlo, porque más que un pasatiempo, leerlo significará una inversión, una apertura mental y muchos consejos sabios y pacíficos que tendremos ganas de aplicar apenas cerremos el libro.
“Stéphane Hessel nació en Berlín en 1917, pero vive desde los siete años en París. En 1939, recién iniciados sus estudios superiores, es movilizado. Dos años después, se une a la Resistencia y, en Londres, se incorpora a la Francia Libre del general De Gaulle. Apresado por la Gestapo en 1944, escapa de una muerte segura en Buchenwald al cambiar su identidad por la de otro preso. Tras la guerra, convertido en diplomático, Hessel colabora con las Naciones Unidas y, en 1948, forma parte del equipo redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En 1977 ocupa el puesto de embajador de Francia ante la ONU en Ginebra. Defensor de la causa Palestina, en los últimos años ha viajado varias veces a Gaza a denunciar la situación de la franja”
¿Buen currículo, no? Impactante vida la de este hombre que, sin embargo, a sus 93 años, escribe de forma clara, moderna, directa y, de esta manera, sabe llegar a los jóvenes del mundo, que ahí andan leyéndolo, y demostrando que no solo la ignorancia y la cara bonita de Justin Bieber puede atraer multitudes. En Francia ya se vendieron más de un millón de libros, mientras que en España ya se cuentan unos 400.000 mil; además de en estos dos países, Hessel encabeza la lista de los libros más vendido en Italia y Portugal.
¿Pero de qué va ¡Indignaos!? Su tapa lo dice todo: un clarín emite ruido, llamando a que nos despertemos de este letargo de comodidad e inacción en el que nos encontramos, para crear de forma gradual y directa una “insurrección pacífica” El movimiento 15M, que actualmente protesta en cada plaza de España, tomó este libro y sus ideas como referencia, de ahí el nombre de “Los Indignados” con el que se llama a sus integrantes; el colectivo de personas, bajo el lema “Democracia Real Ya” escuchó el mensaje de Hessel y, como un reguero de pólvora, parece que la sociedad se está despertando.
Ya desde el principio del alegato, Hessel recuerda los logros que él y sus compañeros de lucha consiguieron, avances sociales que determinaron la creación de la Seguridad Social, las jubilaciones, la nacionalización de los grandes medios de producción que estaban en manos de monopolios, un mejor reparto de la riqueza, una prensa independiente y sobre todo educación de nivel para todos los niños. Y entonces es cuando alerta: todos esos cimientos sociales que logró la Resistencia, son los mismos que hoy se están poniendo en tela de juicio.
Entonces, ¡Indignaos! llama a recuperar un valor precioso que pocos recuerdan tener: el de la indignación. Y recuerda que los derechos que no se cumplen, simplemente deben cumplirse porque están recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
Resulta importante destacar la apertura mental de Hessel, que comprende que la actualidad no es lo mismo que el pasado (Algo que a los adultos les cuesta mucho), que los jóvenes de hoy no son los mismos de antes y que tienen un panorama más confuso que el que tenían ellos en su época; recuerda que su lucha era clara y directa: no al nazismo, y admite que la lucha actual es más compleja, menos clara, sin tanta nitidez: “¿Quién manda?, ¿quién decide? No siempre es fácil distinguir entre todas las corrientes que nos gobiernan” y marca dos puntos principales por los que luchar, luego de indignarse: la gigante brecha entre ricos y pobres y el cumplimiento de los derechos humanos; considera que es necesario actuar en red, aprovechando no solo los libros, sino sobre todo los medios modernos de comunicación: dame un Twitter y un Facebook y juntaré indignados.
Más adelante, Stéphane Hessel toma clara partida en referencia al conflicto entre Israel y Palestina: los habitantes palestinos en Gaza viven en una prisión a cielo abierto, Israel mantiene el bloqueo y los gazatíes resisten heroicamente; considera insoportable que los judíos, con la historia pasada que tienen, puedan perpetrar crímenes de guerra. Y lamenta: “La historia da pocos ejemplos de pueblos que saquen lecciones de su propia historia”
Por último, Hessel resalta algunos avances que se han logrado desde 1948, como la descolonización, el fin del apartheid y la caída del muro de Berlín, aunque lamenta que el siglo XXI esté siendo un periodo de retroceso; sintetiza éste no avance en la figura de George Bush, el 11S y la invasión de Estados Unidos a Iraq.
Pero llama a tener fe, esperanza y actitud para movilizarse, además de indignación para luchar pacíficamente (algo que aclara constantemente) contra “los medios de comunicación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el del consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos”
Excelente reseña de un libro que se ha convertido en libro de cabecera, como si fuera ese despertador al que tantas mañanas maldecimos, pero que algunas nos ha librado de las garras de una pesadilla de la que no sabíamos como salir.
El camino será largo, porque vamos lejos (15 M dixit), y reconozcamos que este libro ha sido el pistoletazo de salida (con balas de fogueo e ilusión.
Pues nada querido Roberto, que me pasaba por aquí tan solo para decirte que ya hace tiempo que formo parte de la masa de indignados que andamos por el mundo. Espero que esto nunca se trasforme en ningún partido político, como quieren algunos, ni nada parecido que pueda domésticar a este movimiento ciudadano. De esta marea de indignación deben aprender los políticos.
Gracias por tu aportación con esta reseña!
Gracias por leer y comentar la reseña! Y no perdamos la indignación! Saludos!
Coincido completamente con Armando, sin duda alguna este ha sido el punto de partida de algo que podría haber caído en el olvido. Sin duda alguna Hessel supo llegar a la gente y tocar alguna fibra que inició el movimiento. Esperemos solamente que no acabe cayendo como todo en el olvido. Magnífica reseña, corazón. Te quiero