Si yo fuera ilustradora hubiera hecho un libro como Ilustres conexiones. Aunque no dibujo mal, ese talento se lo llevaron mi madre y mi hermana. Menos mal, porque cualquiera me aguantaría si fuese yo una artista multidisciplinar (¿no os encanta la ligereza con la que se usa ese término hoy en día? El mundo parece estar lleno de Da Vincis).
Carla Fuentes, la creadora, ha elaborado un libro de esos que me encanta tener en mi librería y revisar de vez en cuando. De hecho, desde que lo acabé ya lo he vuelto a abrir varias veces. Se supone que el libro está ideado para ser leído sin ningún orden si así se desea, puedes abrir el libro al azar y ponerte a leer cualquiera de sus páginas. Algo así como Rayuela, pero todavía más caótico. Sin embargo, aunque la propia autora sea quien nos recomienda leerlo como nos dé la gana, voy a ser un poco díscola y os voy a aconsejar leerlo de la forma natural: desde el principio hasta el final. ¿Por qué? Pues porque así es como realmente podemos ver todas las conexiones que se establecen para llegar de un personaje a otro. Unas conexiones que yo me esperaba y que me han sorprendido y encantado.
La mecánica del libro es aparentemente sencilla. Arranca con Frédéric Chopin quien, según Carla, siempre ha estado en su vida para anunciar un comienzo. De Chopin pasamos a George Sand, su amante. Y así, de esta manera, la autora va tejiendo un tapiz de personajes (algunos más conocidos que otros) uniendo los hilos, estableciendo conexiones tan imposibles como reales. ¿Acaso podríais llegar desde Chopin a Lou Reed? Carla es capaz, porque sus conexiones raras veces obedecen a la lógica. Ella sabe cómo ir desde el boxeador Marcel Cerdan hasta la genial Frida Kahlo, desde el fascinante Le Corbusier al oscuro Nick Cave. Y todo porque es ella quien establece esas conexiones, por motivos personales, algunos evidentes y otros sorprendentes. Es un poco como aquella teoría que viene a decir que todos estamos conectados por seis grados de separación. Es decir, cualquier persona en la faz de la tierra está conectada con otra persona mediante una cadena de conocidos con no más de cinco intermediarios. Hubo un tiempo en que esta teoría me interesaba bastante. Recuerdo que hasta me tragué una serie sobre este tema (sí que ha pasado el tiempo). Pueden llegar a establecerse conexiones muy locas. Amigos, yo he visto cosas que vosotros jamás creeríais.
Aparte de estas coincidencias increíbles que encontramos en Ilustres Conexiones, el otro plato fuerte son las ilustraciones de Carla Fuentes. Son una auténtica maravilla, os lo prometo. Algunas de las ilustraciones de estos personajes con las que Carla acompaña sus historias me encantaría tenerlas enmarcadas en mi casa, no os digo más. Son originales, tienen fuerza y denotan una sensibilidad artística fascinante.
Un libro para ser admirado, un libro para leer, para descubrir y aprender, para reír y sorprenderse. Ya veis, una auténtica maravilla. Desde que lo vi supe que me iba a gustar, que tenía algo especial y así ha sido. Estoy realmente contenta por tenerlo en mi estantería y poder volver a él cuando me apetezca.
Como os decía, si yo fuera ilustradora habría hecho un libro como éste. Hasta he fantaseado ya con los personajes que incluiría y cómo establecería esas conexiones, para qué os voy a engañar. Afortunadamente, el dibujo no es lo mío, porque si no iba a hacer una copia de este extraordinario libro y, quién sabe, puede que acabara denunciada por plagio. Y eso sí que no. Prefiero quedarme en la admiración. Enhorabuena, Carla, has tenido un hijo precioso.