Desde hace unos meses estoy enfrascada en la elaboración de mi trabajo de fin de carrera. Estudio Derecho y el TFG (que es como se conoce a este trabajo) es el último paso antes de conseguir el título. El tema que he escogido es el uso de test genéticos directos al consumidor. Os explico un poco de qué van: es un mecanismo que permite a una persona, fuera del ámbito médico y sin doctores de por medio, hacer un “chequeo” de su ADN para comprobar si es propenso a tener alguna enfermedad. Es algo que, a priori, parece muy útil y muy interesante. ¿A quién no le gustaría saber si el día de mañana va a padecer diabetes, por ejemplo? Pero como casi todo en esta vida, estos test son un arma de doble filo: por una parte, está bien que te orienten y te adviertan sobre unas posibles futuras enfermedades, pero por otra, no dejan de ser algo que se queda en el aire. Es una hipótesis, algo predictivo y que no asegura absolutamente nada. Eso puede llevar a una persona a volverse paranoica, a pensar que va a padecer una enfermedad sí o sí, a cambiar su modo de vida, a vivir esclava de esa futura desgracia. ¿Qué precio estarías dispuesto a pagar? ¿Preferirías vivir sabiendo que vas a padecer una posible enfermedad o estarías más tranquilo si no supieras nada?
Lo que está claro es que la ciencia avanza. Pasamos del médico que visitaba las casas con un maletín como único instrumento a tener hospitales equipados con las últimas tecnologías (aunque muchos de ellos, sin los profesionales suficientes para hacer uso de ellas. Pero ese es un tema en el que hoy no voy a entrar. Quizás otro día). La ciencia intenta actualizarse, ser lo más útil posible y quedar al alcance de todos. ¿Y qué es lo que hoy en día las personas más utilizamos? Exacto, el teléfono móvil. Por eso unos magnates estadounidenses decidieron crear iDoc, una aplicación para el móvil que hace que siempre lleves a tu médico en el bolsillo. Es más, mediante esta aplicación, podremos saber qué enfermedades padecemos y cuales somos propensos a sufrir. Una especie de test genético del que os hablaba antes. Pero George Wilson, nuestro protagonista y estudiante de radiología, sabe que algo raro está pasando con esa aplicación. Es más, está convencido de que la muerte inexplicable de su prometida, Kasey, está relacionada con esta nueva tecnología. Eso le llevará a investigar un poco más y a descubrir que hay mucha información que los creadores de iDoc están ocultando a sus consumidores. Información que, de saberse, haría que la empresa cayera en bancarrota de inmediato.
Robin Cook nos tiene acostumbrados a novelas rápidas, en las que las explicaciones médicas son el hilo conductor de sus tramas. En Infección encontramos una historia un poco más lenta, más pausada, que se centra también en reivindicar el papel de los médicos y a teorizar sobre el avance de la tecnología. Es un autor que siempre me ha gustado. En casa tenemos varios libros de él y normalmente ha sido una buena opción cuando no sabía qué leer y me apetecía una historia con gancho, de esas que hacen que te pases la tarde leyendo sin que te des ni cuenta.
Es curioso que, sin haber leído la sinopsis, me decantara por este libro. Justo ahora que estoy con el TFG del que os hablaba. Casualidades de la vida. Y esta practicidad es una de las cosas que más me gustan de Robin Cook. Nos trae historias de ficción pero que sin dificultad podrían ser casos reales. Él te lo está contando como algo casi de ciencia ficción, pero en realidad no hay más que abrir un poco los ojos para ver que no se aleja mucho de la realidad. Ahora solo me queda saber si puedo incluir Infección dentro de la bibliografía y las referencias de mi TFG. No sé… puede que incluso me pongan una matrícula.
Junto con Stephen King, Robin Cook es uno de los culpables de mi “enganche” a la literatura. Recuerdo hace muchos años el atracón que me di con sus libros. Y pasan los años y todavía recuerdo con mucho cariño lecturas como Toxina, Mutación, Vector y sobre todo, Cromosoma 6. Sin duda un autor que consigue atrapar lectores.
Gran reseña Ana!! Y suerte con el TFG!!! 😉
¡Hola César! A mi me enganchó muchísimo Cerebro, creo que que lo leí en un día, en aquella época en la que me podía pasar un domingo entero leyendo sin parar. Muchas gracias por el comentario, ¡y por los ánimos con el TFG!