Xavier Eguiguren es el seudónimo elegido para firmar Infierno, Cielo, y en la Tierra un traje verde, y su verdadero nombre quizá sea lo único que el autor no nos muestra de sí mismo en esta, su primera obra, autopublicada con la ayuda de Letras de Autor .
El título nos adelanta las tres alturas en las que se mueve el libro. Las páginas iniciales nos hunden en el Infierno: su estancia en el País Vasco de los años noventa, como guardia civil destinado a la unidad antiterrorista. Más adelante, el Cielo: el regreso junto a sus padres, su mujer, el nacimiento de sus hijas. Y la Tierra: su presente, el nexo entre los dos extremos; su actual trabajo protegiendo a las víctimas de violencia de género y su papel como ciudadano en esta sociedad que no siempre comprende, o le comprende.
En esta colección de relatos, que más bien parece un diario personal, Eguiguren nos cuenta lo difícil que es alcanzar la felicidad cuando uno ve la muerte de cerca tantas veces. Esta amalgama de pensamientos, desordenados y sin filtro, pasa de la tragedia a la risa y del miedo al amor, mostrando los altibajos propios de la vida y, sobre todo, de un hombre en plena reconstrucción. Al leer sus vivencias, me queda claro que la literatura le ha servido como ejercicio introspectivo para liberarse de sus fantasmas y dejar sitio a todo lo bueno que ha conseguido.
Infierno, Cielo, y en la Tierra un traje verde ha ido del alma al papel. Eguiguren no ha buscado un hilo conductor o un orden de las piezas para atrapar a sus lectores, sino que se ha mostrado tal cual es: caótico y emocional. Más que un ejemplo de literatura, me parece un ejemplo de vida. Por eso, su experiencia en la lucha contra ETA y la ansiedad que aún arrastra, las cuestiones más atractivas literariamente hablando, no se apoderan del relato, sino que aparecen al principio y permanecen latentes en el resto de páginas. En conjunto, tienen más peso Cielo y Tierra, muestra de que su lucha por imponerse al sufrimiento pasado va por buen camino.
Por eso, quien busque un retrato de ese convulso periodo de la historia reciente de España, que el autor y protagonista de este libro vivió en primera persona, no quedará del todo satisfecho con su lectura. Tampoco si desea descubrir los entresijos del día a día de los guardias civiles. El propósito de Xavier Eguiguren en Infierno, Cielo, y en la Tierra un traje verde no ha sido hablar de su profesión e ir más allá de los estereotipos que pesan sobre ella, sino, más bien, hablar del ser humano. Ese ser humano que, aunque vista de verde, llora con la muerte de su madre o ríe con las ocurrencias de su hija, como cualquiera de nosotros.
Sus anécdotas y reflexiones conectarán con aquellos lectores que quieran sentir y comprender una vida, en apariencia, poco común. Y, seguramente, cuando concluyan la lectura, se den cuenta de que Eguiguren no es tan distinto a ellos. Porque ¿quién no carga con un trauma en su vida?