Bueno, bueno, bueno… Cada vez que llega el integral anual de esta saga no hago sino frotarme las manos pensando qué sorpresas me deparará, qué nuevos personajes harán aparición, qué sutiles giros me dejarán con el culo torcido o cual será esta vez el plan alternativo de Batman.
Y otra vez más, me ha sorprendido el tomo. Porque si con el anterior, el año 3, pensaba que ya poco más podrían sacarse de la manga al haber recurrido, y muy bien hecho, por cierto, a la magia, en este cuarto número Batman se las arregla para que los olímpicos, los jodidos dioses del Olimpo y otros semidioses (Apolo, Atlas, Eros, Atenea, Ares, Hércules, Hermes, Poseidón y el mismísimo Zeus, entre otros) tomen parte de un conflicto que sucede en territorio de vulgares mortales.
Pero no nos adelantemos. ¿Cómo quedaron las cosas al finalizar el tercer año? La resistencia al fascistoide en el que se ha convertido Superman, encabezada por el Caballero Oscuro, está en horas bajas. Su equipo se ha reducido a un mero equipo de incondicionales mientras que el equipo de Supes se ha reforzado notablemente.
Las primeras páginas refuerzan la impresión de que entre los miembros del equipo de Superman, e incluso en sus propios padres, ven en él una actitud poco propia de él:
“Sin duda eres el primero entre iguales, Clark. Pero, por favor, no olvides que no estás por encima de nosotros ni de aquellos a quienes proteges. Lo último que te convendría es transformar a tus aliados en insurgentes.”
Y a modo de pequeña curiosidad, y, sin que venga ahora mismo a cuento, me ha molado mucho ver hacerse pasar a Harley Quinn por la madre de Billy (Shazam).
En cuanto a lo que es la chicha, la acción pura y dura, vamos a tener no solo a los dioses griegos sino también, algo por otra parte lógico, a las amazonas. Mientras ambos bandos se enzarzan en un jugoso diálogo/combate verbal que acabará en un juicio por combate, muy a lo Juego de Tronos, Lex Luthor trama algo a espaldas de su muy mejor amigo Superman y la ONU no sabrá ni por dónde le da el aire.
Hostiazos a mansalva, de los que mandan a alienígenas a la estratosfera, flechazos, patadas en los huevacos… todo a lo que estamos acostumbrados a ver en la saga Injustice volveremos a verlo aquí, pero como siempre la trama tiene que ir por delante, un paso más. No se trata de que haya violencia porque sí. Detrás hay un guion que entretiene. Podrá ser tramposo en alguna ocasión, e incluso, si te empeñas podrás verle algunas costuras, sí, pero que entretiene de lo lindo y que en medio de la vorágine lo pasas por alto, tampoco se puede negar. Es más. Es una pena que entre integrales pase tanto tiempo (aproximadamente un año, en realidad) ya que se dificulta un poco el seguir el ritmo y olvidas quién murió a manos de quien o de quién fue tal o cual idea… Por eso, será bueno leerlos de un tirón cuando la colección se complete.
“Oh, ¡vamos! ¿En serio creéis todos que seguís siendo lo buenos? Echaos un vistazo.”
Por supuesto, aparte de los ya mencionados, seguiremos viendo cómo nuevos actores se van involucrando a medida que les van tocando los heroicos o villanos cojones (Aquaman, Mera, metamorfos,…) y otros van desapareciendo (aunque ya no tantos como en tomos anteriores).
El desenlace de este Injustice. Gods among us. Año cuatro. Integral abre, y nunca mejor dicho, la puerta a la aparición de nuevos personajes que se van a posicionar contra el tiránico kriptoniano.
En definitiva, otro tomo más que sigue el esquema y la calidad de sus predecesores, que divierte y, cosa muy loable, no baja ni el ritmo ni el nivel para nada, ni queda margen para el aburrimiento. De absoluta y obligada lectura si se han leído los otros tres.
1 comentario en «Injustice: año cuatro integral, de VV. AA.»