Injustice. Gods among us: año cinco. Integral, de VV. AA.

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Todo lo bueno se acaba y después de cinco años y cinco tomazos la saga Injustice dice adiós. ¿O no? Cinco años en los que héroes y villanos se han liado a hostias a base de bien (esa no es ninguna novedad), pero en donde también se ha librado una lucha fratricida entre los propios héroes en una especie de guerra civil sin parangón con el resultado de muchos muertos en ambos bandos.

El mundo sigue bajo el dominio del Superman más cabrón que se ha visto nunca. A estas alturas (y sin desvelar lo que veremos en este quinto tomo)  aún no sé quién gana el duelo a hijoputismo, si este Supes fascista o el Patriota que vemos en The boys (joder, si es que hay alguna viñeta que es el vivo reflejo). Porque mira, es comprensible que mates al gracioso que se carga a tu mujer, estando además esta embarazada. En su caso, si tuviéramos la oportunidad, creo que casi todos haríamos lo mismo, o no (Batman, como Pippin, no lo haría);  no es lo que se espera del, boy scout, del hombre de acero, pero es comprensible. Pero de ahí a la cruzada totalitaria y dictatorial impuesta por alguien que se empeña en repetir varias veces en este año cinco “esto no es una democracia” y aquí se hace lo que yo digo y pobrecito del que se oponga, va un trecho. ¿Quién te ha visto y quién te ve, Supes?

Y tanto es así, que la duda acerca de la conveniencia de permanecer al lado del kryptoniano va a hacer mella en sus aliados. ¿Cómo es posible que aquellos que luchaban por la justicia se hayan alineado al lado de semejante tirano, el cual es capaz de gobernar cargándose a antiguas amistades sin que le tiemble el pulso? Y, para colmo, no le importa establecer nuevas alianzas con villanos de la calaña de Bane.

Suerte que tenemos a Batman. Aunque el murciélago las está pasando muy muy putas. Cinco años escondido y sin poder celebrar el cumple de Alfred (ains), luchando contra alguien que es casi un dios, agotan a cualquiera, y comprobar cómo los continuos esfuerzos y planes del Caballero Oscuro devienen en fracasos hacen mella en sus compañeros que comienzan a perder la esperanza en una victoria y a convencerse de que va a ser imposible vencer a Superman. Batman también reclutará soldados para sus filas entre aquellos malos cuyo código incluya la regla de oro de no matar.

Como siempre, el protagonismo va a centrarse entre los pesos pesados de DC con la aparición de algún secundario (o terciario) que morirá o aparecerá brevemente a conveniencia del guionista.

Este tomo no va a tener los giros de guion a los que estamos acostumbrados. No va a haber un Batman que se saque un aparatito de la chistera o una última idea feliz para dejar en bragas a Supes, ni va a haber un descubrimiento de última hora que cambie las tornas de lo que hemos estado viendo. Es un tomo que sigue un poco con la cuerda que quedaba del anterior, con la lógica sucesión de los acontecimientos, pero aún así, sigue siendo tremendamente entretenido. Miembros que dudan de la pertenencia a su bando, deserciones de otros, muertes, alguna traición… Y mucha pelea física y verbal.

Como puntos que me han gustado destaco la aparición de Bizarro (con momentos cómico-gores), el papel relevante de Harley, el momento de Alfred, y a Catwoman y su derrotismo.

En cuanto al dibujo, es algo irregular. Hay partes muy buenas y otras que se limitan a cumplir, pero globalmente el resultado es satisfactorio.

En resumen Injustice Gods among us: año cinco Integral sigue al mismo nivel (que es muy alto y muy difícil de mantener tras cinco años) que toda la serie y se lee con el mismo interés que el primer número.

Sin embargo estoy bastante descontento y decepcionado con el final. Me han tangado pero bien. En la contraportada te venden que este es el final con frases como “Experimentad el horror, el poder y la grandeza de Injustice mientras el relato alcanza su impactante desenlace”, “este volumen recupera íntegramente el quinto y último año de la exitosa serie por primera vez”… Y no. No es el final. Me quedé bastante chafado cuando llegas a la última página y ves que la última frase es ¡”La historia continúa en Injustice: zona cero!” Así no, eh, así, no. Engañar al lector no mola nada.

Quitando esta última jugarreta, el tomo, repito, está a la altura de las expectativas y sigues gozándola como un enano.

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