Tercer año ya de la colección Injustice y, si mis fuentes no están equivocadas, estamos en el ecuador de esta serie en la que el otrora formalito y modosito boy scout que era el puto kriptoniano ha dado paso a todo un cabronazo dictatorial que ha creado una situación en la que si no estás con él, estás contra él. Sí. Así está este mundo ahora. Puedo entender que le arrancara el corazón al Joker después de que este provocara que Lois y su hijo no nato fallecieran. No es propio de Superman, pero cualquiera en su lugar hubiera hecho lo mismo, aunque a Superman se le pide siempre más por ser quien es y representar unos valores determinados. Pero de ahí a toda la mala baba que ha ido desplegando estos tres años, no, majete no. Menos mal que Batman está ahí y puede hacer algo, no mucho todavía, pero joderle un poco, que ya es bastante, sí que lo ha hecho, y desde luego seguirá haciéndolo aunque le vaya la vida en ello.
Este tercer volumen de Injustice tiene un protagonista claro. El primer año fue la presentación general de los hechos, las causas y los bandos. El segundo era ya todo un festival bélico en el que morían héroes que era impensable que cayeran. Y este tercer año hemos visto aquello que el fascista de Superman todavía no puede dominar: la magia. Zatanna, Etrigan, Klarion, Doctor Destino… y sobre todo y por encima de todos, mi admirado Constantine, se unirán al grupo de Batman, porque, como bien dice el mago de la gabardina:
“Nos hemos aliado por un solo y único motivo. Todos creemos que Superman es un malnacido, que está loco de remate y que hay que detenerle”
Como viene siendo la práctica habitual, este tomo será un no parar de enfrentamientos, de aparecer personajes que aún no se habían asomado por aquí (Deadman, el Espectro, Ragman (a este sí que no le había visto nunca), El Errante, La Cosa del Pantano…) y de cargarse a muchos de ellos. La purga que suma y sigue pues hay que justificar de alguna forma su no aparición en el videojuego.
Por otra parte, que Batman confíe en Constantine, (un timador consumado que solo se mete en esto porque por culpa de Supes su hija se ha quedado sin madre, que hace y deshace tratos con demonios y fantasmas…), tanto como para que sea este quien planee la estrategia, no es muy de Batman, el gran controlador. No es nada de Batman, la verdad. Ahí teníamos que haber visto un diálogo jugoso en el que los dos se hubieran querido apuntar el tanto y verlos lanzarse pullitas aunque al final se hubiera llevado el gato al agua el mago. De hecho, gran parte del atractivo de este tomo es precisamente la figura de John Constantine, que relega a un segundo plano a un murciélago que aún está recuperándose de sus heridas.
Así pues, enfrentamientos con magia, posesiones de cuerpos tanto para el mal como para el bien, hechizos, sueños y muchas sorpresas vamos a encontrar en este Injustice: año tres integral. ¿Acabarán de una vez con el kriptoniano o, al menos, lograrán reducir el número de sus adeptos?
En lo tocante al dibujo y, a pesar de la extensa nómina de dibujantes, este mantiene una línea coherente en la que es casi inapreciable distinguir donde acaba de dibujar uno y donde empieza otro y queda conformada un arte global de una calidad muy satisfactoria.
En resumen, un tomo sorprendente. Ha sido una apuesta arriesgada jugar la baza de la magia y desarrollarla durante todo un tomo, pero el resultado ha sido un éxito total. Indispensable este Injustice: año tres integral si se han leído los dos anteriores. La fórmula no se agota, el frenético ritmo de los acontecimientos no concede descanso al lector, la historia se lee con ansia viva, la calidad no ha bajado respecto a los otros dos tomos y el entretenimiento está más que asegurado. Lástima que aún haya que esperar un tiempo para el cuarto año…
1 comentario en «Injustice. Gods among us. Año tres integral, de Tom Taylor y VV.AA.»