La poesía vuelve a estar de moda – ¿alguna vez dejó de estarlo? –, y esto es gracias a una generación de jóvenes que han encontrado en este género la mejor vía con la que expresar sus amores y desamores, los vaivenes vitales de la madurez, el miedo ante la previsible monotonía de una vida adulta. Redes sociales, vídeo o música son algunos de los medios utilizados por estos poetas para llamar la atención de otros jóvenes que comparten diariamente sus escritos. ¿Hay poesía buena y poesía mala? La verdad es que no me veo debatiendo ahora sobre eso.
Pero sí me veo hablando de libros y uno de ellos, el de hoy, es el poemario que publica Celia Aguilar de Rueda, poeta de tan solo 24 años que, tras mucho tiempo ofreciendo su poesía a través de redes sociales y blogs literarios, ha encontrado en Dalya Editorial el hueco en el que plasmar sus versos sobre papel. Formada en fotografía y amante de la música, la pintura y el teatro, Celia es una demostración más de este ‘boom’ de jóvenes que buscan expresarse a través del arte, en cualquiera de sus disciplinas. Tanto es así, que en este libro incluso las ilustraciones de portada e interior son obra de la escritora gaditana.
Vemos ya desde la dedicatoria inicial cómo se busca rendir homenaje al devenir vital, a la experiencia que generan nuestros cuerpos a medida que pasan los años: «al camino… / a cada paso / a cada imagen guardada en la memoria». Desde el prólogo se nos avisa de que vamos a tener que ser lectores activos si queremos exprimir esa poesía y empaparnos de ella. Dividido al estilo teatral en seis actos con interludio, Intergrafías es un reflejo total e intimista que nos busca y parece que nos pregunte si a nosotros nos pasa lo mismo que a Celia. Y la respuesta es sí. Todos sufrimos las mismas caídas aunque con diferentes caras, a todos nos dejan de querer alguna vez, todos investigamos qué tenemos dentro. Con mucho erotismo en algunos de sus poemas – que me ha recordado en ciertos aspectos a Miriam Reyes –, Celia Aguilar busca de forma descarnada atravesar su piel y hablar desde dentro, donde todo es tan oscuro como la portada de su libro. Intergrafías es una demostración más del importante papel de la mujer en el mundo de la poesía actual, y esto ya lo podemos ver desde la portada del libro, donde lo único que vemos del interior de la mujer representada es el cerebro, el órgano que junto al corazón crea libros y poemas como estos.
Como si de un camino vital se tratara, Celia nos lleva por caídas y ascensos y pocos momentos de serenidad, igual que en la juventud. Cuando leáis Intergrafías os sentiréis jóvenes, volveréis a veros metidos en la cama una noche de invierno mirando la pantalla del teléfono móvil y esperando a que el deseado o la deseada amante os diga algo, pero no. A veces nos queremos más, a veces nos queremos menos; pero entre medias, y para no sentirnos solos ni pensar que somos los únicos que sentimos cosas de ese tipo, está la poesía, poesía como la de Celia Aguilar de Rueda en Intergrafías. Poesía joven.