Invencible Vol. 1

Reseña del cómic “Invencible Vol. 1”, de Kirkman y VV. AA.

invencible



Tenía ganas de echarme por fin al coleto el cómic que nos ocupa. He estado leyendo tantas buenas opiniones de él desde hace tanto, pero taaaanto tiempo, que ya lo he interiorizado y asimilado a algo así como un clásico. Pero es que además, es una serie cuyo autor no la finalizó hasta 2017. Del 2003 al 2017. Sí, cuando digo taaaanto es taaaanto. 144 números. Ahí es nada.

Y el autor… Sí, las primeras palabras de esta reseña son “tenía ganas”. Pero también cierto temor. El autor de Invencible, Kirkman, sacó el mismo año su otra gran obra, por la que es más conocido: The Walking Dead. Una de zombis que comencé con ilusión durante bastante tiempo, pero que abandoné. Lo mismo que su adaptación al formato serie televisiva, que acogí con esperanza, pero de la que acabé bajándome tras ¿seis? ¿siete temporadas?, a pesar de los cambios, nuevas tramas y personajes añadidos, ante una gran gran dosis de sopor y aburrimiento.

Hace nada se ha adaptado a serie de seis episodios de unos cincuenta minutos, esta vez de animación, el cómic que nos ocupa. No pude resistirme y empecé a verla. Puede que no tuviera el día, que estuviera raro, o yo qué sé, pero no aguanté ni media hora.

Con estos antecedentes, me enfrentaba a la lectura del primero de los doce tomos (317 páginas) en los que ECC va a reunir todo Invencible.

¿Veredicto? Mucho mejor de lo que mis miedos se empeñaban en acojonarme. De hecho, me ha sorprendido para bien. En las primeras páginas parece que estamos ante una típica historia de superhéroes, pero qué va. Ni de coña.

Mark es el hijo adolescente de Omni-Man, el superhéroe más fuerte y poderoso, el más mejor de todo el planeta. Bigotón incluido. Tanto él como su madre desayunan viendo en las noticias la buena acción salvadora del día a cargo del bigotes. Una tarde, mientras saca la basura del trabajo de mierda que compagina con el instituto, descubre que él también, por fin, tiene poderes. Así que, no se corta un pelo y se lanza a probarlos y a combatir el crimen (y hay que ver las toneladas de crimen que se dan en esa pequeña ciudad, casi casi a la altura de Gotham), a conocer a otros trabajadores del gremio, a hacerse con un traje “icónico”, a ponerse un nombre de guerra, y a luchar contra maleantes tanto terrestres como alienígenas cuando hace falta.

Esta parte puede recordarnos tanto a Spiderman, por el lado de compatibilizar una agenda llena de compromisos (instituto, trabajo, familia, amigos, ¿novieta?) y por otro a Superman en lo tocante al origen y magnitud de sus nuevas capacidades sobrehumanas.

El resultado es una trama muy enganchante, pero si tan solo nos narraran lo ya visto mil veces, sonaría algo tedioso, más de lo mismo… Kirkman sabe sazonar la historia con giros de guion totalmente inesperados casi al final, que prometen enriquecer la acción y darnos algo novedoso y original para que la lectura no se haga para nada predecible.

Casi olvido comentar que durante este número hay homenajes a personajes del mundo de las mallas muy reconocibles por todos. ¿Y qué menos si un fan de estos tipos de cómics quiere crear el suyo? Yo también lo haría, nos ha jodido. ¡Y qué bien me lo pasaría!

En cuanto al dibujo, es correcto y funcional, aunque algo sencillo y no muy detallado (al igual que los fondos), y en ocasiones aprovecha mucho la repetición de viñetas, pero la acción, las peleas, los destrozos, están muy bien elaborados. Por otra parte, destaco la luz. Este cómic es de todo menos oscuro. Está lejos de las viñetas deceítas. Aquí hay colores llenos de vida, claridad, luminosidad…

Invencible es un cómic que sorprenderá tanto a habituales como a principiantes, que engancha y da más de lo esperado. Esperemos que esto sea una tónica a lo largo de los once números restantes. Esto, parece, solo es el principio de algo mucho más grande.

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