Creo que alguna vez ya he comentado por aquí que no soy mucho de relatos. Siempre he preferido una buena novela, supongo que porque me gusta la continuidad, el meterme en una historia y quedarme en ella durante un tiempo. Los relatos me parecen más bruscos: cuando ya estoy consiguiendo conectar con los personajes y la historia, ¡plaf! se acaba. Y yo soy de las que necesita saber qué ocurrirá después o el porqué de lo que ha ocurrido. Soy un poco como la Susanita de Quino, qué le vamos a hacer.
Diréis entonces que si no me gustan demasiado los relatos qué hago de vez en cuando dando la murga por aquí con ellos. Pues un poquito de educación literaria, la verdad. Me obligo a salir de la novela y la poesía y meterme en otros géneros porque sé que me estoy perdiendo cosas muy buenas por pura comodidad y no, no me lo permito. Además, una ventaja que tienen los libros de relatos es que puedes alternarlos con otros libros y disfrutar poco a poco de ellos.
La elección esta vez ha sido demasiado fácil: Invéntate algo, de mi muy querido Chuck Palahniuk era una apuesta segura. El caballo ganador de los libros de relatos. Y es que Palahniuk siempre me ha gustado mucho y disfruté lo indecible con su El club de la lucha, así que cuando vi esta nueva compilación, editada por Literatura Random House y con la advertencia de “relatos que no te podrás sacar de la cabeza”, no lo dudé un segundo.
Pensé, como siempre me ha ocurrido con otros libros de relatos que iba a tardar bastante en leerlo. Ya sabéis, lo alternaría con alguna novela y leería un relato de vez en cuando, en el momento en que más me apeteciese. Pero tengo que admitir que no ha sido así. Lo cierto es que he ido enganchando relato tras relato porque el maldito Palahniuk siempre conseguía dejarme con la boca abierta y quería saber si podría hacer lo mismo con el siguiente relato y así uno tras otro. Y cada relato de este Invéntate algo ha conseguido mantenerme pegada al libro, leyendo absorta y alucinada. El estilo de Palahniuk es difícil de definir y también de comparar. Mucho mejor así, por supuesto, porque ahí reside la magia de su escritura: genuina, incomparable y directa a las entrañas.
Claro que tengo mis relatos preferidos, algunos que me han gustado especialmente o que me han dejado con cara de boba durante todo el día, pero prefiero que cada uno elija los suyos. Hacedme caso, Invéntate algo es un libro brutal y adictivo. No os lo perdáis.
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