Invocaciones

Reseña del libro “Invocaciones”, de Neil Gaiman

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Siempre que reseño algún libro o cómic de Gaiman digo lo mismo: Gaiman fue quien hizo que me aficionar a los cómics con su The Sandman. Predicador también, ambos fueron descubrimientos iniciáticos parejos, pero sobre todo The Sandman. Ese modo de introducirnos en la fantasía oscura de forma tan hábil y sorprendente ha de gustar a todo el mundo y si a alguien no le gusta es porque no lo ha leído. (Por cierto, creo que está muy cerca el estreno de la serie, y no me la pienso perder).

Invocaciones no es un cómic, sino un breve libro compuesto de diecisiete obras entre cuentos y poemas ilustrados en plena armonía con el contenido de estos por Santiago Caruso.

Ya desde el primer relato, que no es ni cuento ni poema sino unas meras instrucciones, puede uno pasárselo teta dejándose arrastrar a un lugar lleno de no lugares de manera creíble, siguiendo unas órdenes para un fin desconocido, sin rodeos, metiéndote de lleno donde Gaiman quiere llevarte. Y no puedes resistirte. No es posible dejar de leer esas “meras instrucciones”.

La pieza clave de este libro, la puta pieza clave de este librazo, es el relato Nieve. Cristal. Manzanas. Yo ya lo conocía gracias a la compa Esther Magar, otra gran fan del autor y del género, pero lo he vuelto a leer porque es una maravilla. Todo el mundo conoce el cuento de Blancanieves y los siete enanitos. Bien. Pues el autor inglés es capaz de adaptar retorciendo de una forma diabólicamente inimaginable algo tan simple como eso. Cogiendo todos los elementos del cuento, respetando ciertas partes, pero tergiversando a su conveniencia el relato para darnos un cuento que oscila entre la fantasía oscura y el terror. Una gozada. Un genio.

La historia que cuenta Un hombre nuevo también tiene su aquel. Es un buen ejemplo de cómo algo fantástico pero tomado por cierto por una gran mayoría de personas puede ser tan tortuoso y lógico al mismo tiempo.

Esa es una constante en Gaiman. La lógica que aplica a sus relatos, capaz de convencer a cualquiera sin que el lector tenga que poner en práctica altas dosis de “supensión de la incredulidad” y sin ser capaz de adivinar el desenlace.

Si me he detenido en ese par de cuentos no quiere decir que los demás no estén a la altura, ni mucho menos. Son todas historias para paladear, para leer sin prisas ni agobios, para deleitarse y, aunque no son terroríficas, si es posible para ser degustadas por la noche y sus ilustraciones contempladas con detenimiento.

Por otra parte, la edición de Libros del Zorro Rojo es preciosa, muy cuidada, como todo lo que hace esta editorial. Un lujo de tomito recopilatorio de varias historias desperdigadas en otras de sus muchas obras (concretamente “Smoke and Mirrors“, “Trigger Warning” y “Fragile Things“) que no puede faltar en la biblioteca de ningún completista gaimanicaco ni de nadie que quiera empezar a conocer a tan cojonudo autor.

Lo dicho, una auténtica obra para los que gusten de buenas historias, como siempre en el caso de Gaiman.

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