Pensar en Max Brooks es pensar en un autor con una capacidad innata para engañar al lector. Manipular la realidad, retorcerla, añadir ficción a hechos contrastados y vestir la mentira de solemnidad para que luzca como la más bella de las verdades. Su primera novela Zombi: Guía de supervivencia cayó en mis manos en forma de regalo de cumpleaños. Por aquella época rondaban otras guías o pequeñas enciclopedias de monstruos o seres de la noche. Todas tenían muy claro lo que eran: libros de ficción con un trabajo de investigación tirando a mediocre con el único propósito de entretener. Y eso pensé de esa guía para sobrevivir a un apocalipsis zombi. Hasta que fueron pasando las páginas, hasta que descubrí que no habían coñas para rebajar la tensión, hasta que me encontré ante un trabajo serio y extremadamente riguroso que estaba consiguiendo ponerme los pelos de punta. ¿Una guía convertida en un clásico de terror? Bueno, tanto como eso… pero tiempo al tiempo. El autor natural de Nueva York le cogería el gusto al tema de los zombis y, tiempo después, nos regalaría Guerra Mundial Z. La novela es una historia oral sobre una guerra que no existió, pero tan bien documentada y con una rigurosidad tan minuciosa por los detalles que a más de uno le hizo preguntarse si aquel conflicto realmente había tomado lugar, mientras se empapaba de toda la crítica social subyacente de la trama.
La nueva novela de Max Brooks es Involución y viene de la mano de la editorial Reservoir Books. El autor toma los esquemas que ya estableció en Guerra Mundial Z para adaptarlos a una historia de supervivencia de índole mucho más íntima. Si Guerra Mundial Z era una súper producción, Involución es más indie. El pistoletazo de salida del relato es una frase corta, una noticia que encontró el propio autor por internet y que le llevaría a intentar contrastar hechos para descubrir qué pasó realmente en la masacre de Greenloop. “Bigfoot destruye pueblo.” El mockumentary rápidamente deja paso al found footage, para luego ir alternándose. En este caso es una versión escrita de lo sucedido lo que caerá en manos del autor. El diario de una de las víctimas de la masacre servirá como pista para que el autor pueda ir deshaciendo la madeja del misterio mientras que ante el lector se revela una historia terrorífica donde los monstruos de nuestra niñez se tornan reales.
El diario de Kate Holland servirá como testimonio. Un diario que escribía por orden de su psicóloga para superar sus fobias y ansiedades y tomar conciencia del ahora. Además de esto, parte de su terapia tenía que ver con vivir en un lugar tranquilo, apartada del mundanal ruido y el ajetreo de las ciudades. Así que decidió mudarse a Greenloop: un lugar con todos los avances tecnológicos que puedas encontrar en una ciudad y con la tranquilidad que ofrecen, ese bálsamo reparador, los bosques más puros del estado de Washington. Las comodidades de la ciudad en un lugar que está en comunión con la naturaleza. Pero sin previo aviso el Monte Rainier entró en erupción. Kate Holland junto con todos los habitantes de Greenloop quedarán incomunicados y rápidamente descubrirán que no es el lugar paradisíaco que se pensaban. Por no hablar de esos monstruos que el volcán ha despertado y que, como cualquier otro animal, buscan sobrevivir a toda costa.
¿De qué son capaces las personas cuando se encuentran en circunstancias adversas? En Involución Max Brooks se carga las reglas tácitas de la sociedad, primero las va rasgando poco a poco para finalmente hacerlas jirones. La supervivencia del más apto. Lo que eras en una sociedad civilizada ya no vale para nada. Nuevas reglas con la única meta de sobrevivir. Los personajes serán puestos a prueba. ¿Hasta dónde eres capaz de llegar? Un diario en primera persona hace que empaticemos más con un único personaje, dejando a los otros algo huérfanos de sustancia, además de dejar escenas a la imaginación del lector, por eso el autor completa el rompecabezas con entrevistas a expertos y familiares cercanos. De esta forma entra en escena la crítica social. La gestión medioambiental, los recortes o privatización en medios técnicos para los rescates salen de la boca de la guarda forestal jefe Josephine Schell. Algunas otras perlas tienen que ver con la incapacidad del humano para adaptarse. “Intentaron que el entorno se adaptara a ellos en vez de adaptarse ellos a él.” El american way of life también es puesto en duda una y otra vez de una forma mordaz y contundente. Esa supuesta carrera en busca de la felicidad y la libertad sin plan meditado y sin importar a quién pisas. “El país entero depende de un sistema que sacrifica la capacidad de hacer frente a la adversidad por la comodidad.”
Por último, hablemos del Bigfoot, del Sasquatch o del Yeti, de ese monstruo que parece el eslabón perdido entre el hombre y el mono. Max Brooks convierte a esos monstruos que pueblan pesadillas, mitos y algún que otro vídeo casero cutre y de dudosa procedencia, en seres sintientes, en seres terriblemente reales. Jane Goodall, primatóloga versada en chimpancés, y Dian Fossey, zoóloga experta en gorilas, son los referentes del autor para hacer una radiografía exhaustiva de unos seres que podrían haber tomado una rama diferente de la evolución para sobrevivir hasta nuestros días. Las hipótesis se suceden, calando hondo en los huesos de lector. Las bestiales apariciones de estos seres de leyenda irán in crescendo hasta encauzar hacia un clímax brutal donde abunda el gore y sobra el festival de pirotecnia hollywoodiense. El epílogo de Involución es tan sensacional como enigmático, de esos que revolucionan el motor de la imaginación del lector y le hacen creer en lo increíble.