Reseña del libro “Jaulas de hormigón”, de Mayte Blasco
No quiero parecer exagerado ni generar expectativas, que luego pasa lo que pasa, pero lo cierto es que este libro de cuentos del que hoy vengo a hablar me lo he ventilado la misma tarde que lo he recibido. Y no era mi intención. Palabrita. Pero sus historias me han enganchado tanto que únicamente he tenido que soltarlo para echar una meadita y divisar después mi vello púbico en el reflejo del azulejo, como alguna de las protagonistas.
Diez cuentos que bien podrían ser el reflejo de nuestra sociedad actual (algunos de ellos se ambientan en pleno confinamiento) dado el crudo nivel de verismo que desprende y en el que podemos identificar actitudes y caracteres propios sin ningún esfuerzo.
Jaulas de hormigón tiene además la peculiaridad de que el protagonismo recae en su mayoría en mujeres que por una u otra razón no salen de sus casas con una frecuencia normal, con una frecuencia sana. De ahí el título de jaulas de hormigón.
Y si pensáis que la acción que se pueda ambientar dentro de cuatro paredes no puede dar para mucho, vais dados. Desde un hombre paralítico a lo Bardem en Mar adentro que fantasea con que su mujer le envenene a una mujer que cree estar acosada por un hombre al que ha visto desde la ventana, pasando por madres separadas que se preocupan por la salud de su hijo pequeño cuando este se va de vacaciones con el padre, madres que no pueden lidiar con un hijo adolescente, madres con demencia que esperan la visita de su hijo (que tal vez sea un ministro), conversaciones por chat en un foro de literatura, mujeres que necesitan su dosis de sexo pero la población está confinada, mujeres cuyos maridos han perdido interés sexual por ellas tras cierto trauma o ancianas más solas que la una que tratan de sobrevivir a la pandemia racionando sus provisiones como años antes hicieron sus madres en la guerra.
“A veces echa de menos la televisión. Hace dos años se le rompió la que tenía. Su pensión es escasa y aún no ha conseguido ahorrar lo suficiente para comprarse otra. Hasta hace unos días podía ver la televisión en el Hogar del Jubilado. Ahora no le queda más remedio que conformarse con la radio.”
Mayte Blasco nos regala diez historias cojonudas, diez relatos de lo cotidiano, de la vida misma en su faceta más corriente, sin grandes sucesos ni acontecimientos, narrados con buen pulso y manejo del ritmo, con un vocabulario fácil, asequible y descriptivo en lo puramente necesario, sin necesidad de grandes frases ni florituras.
Algunos de estos cuentos tienen un giro final que nos hará ver la historia en su conjunto de otro modo. No es un giro radical (este libro no va de eso) y si no lo tuvieran la historia tampoco pierde, pero sí son sutiles golpes de efecto que pueden dejar al lector con el culo ligeramente torcido.
Jaulas de hormigón está escrito para leerse de manera pausada, la prosa invita a pararse en las palabras escogidas pero no pedantes ni rimbombantes que recrean hábilmente unas escenas que con facilidad se van formando en la mente lectora a medida que la historia avanza, como si fueran cortometrajes de los buenos.
Una puta delicia de libro que merece tener mayor repercusión, que refleja con fidelidad aspectos del comportamiento humano, que aborda también el peso cada vez mayor que la soledad tiene en nuestras vidas y, en definitiva, una autora a la que seguir la pista.