Jazz Maynard hizo su primera aparición en el año 2007. En aquel primer tomo el protagonista aparecía en la portada vistiendo de forma elegante, sosteniendo una trompeta y mostrando una mirada lacónica y misteriosa que ocultaba quién era realmente. En aquella primera historia descubríamos que Jazz era un tipo con un talento especial para tocar la trompeta, una especie de Miles Davis con sangre barcelonesa que había dejado el barrio del Raval para buscarse la vida en Nueva York. Pero las cosas se torcerían en las primeras páginas al descubrir que su hermana estaba metida en un lío de tres pares de cojones. Y cuando Jazz empuñaba un arma, esquivaba golpes y los devolvía con precisión es cuando descubrías que estaba bastante acostumbrado a moverse por esos ambientes donde la delincuencia campa a sus anchas. Trece años, siete álbumes y un integral después, el personaje creado por Raule y Roger Ibáñez vuelve en una nueva recopilación de lujo publicada por Diábolo Ediciones que recoge los tres primeros tomos de la colección en lo que se conoce como Trilogía Noir o Trilogía Barcelonesa.
Jazz Maynard: Trilogía Noir reúne en un único tomo las tres primeras aventuras del personaje. Home Sweet Home sirve para introducirnos a personajes y para plantear una historia que empezará a ramificarse en varios arcos argumentales. Es aquí donde descubrimos que Jazz pasó gran parte de su vida en el Raval de Barcelona. A medida que avanza la historia y se muestran las habilidades del personaje, se hace patente que es alguien especial con un pasado algo confuso. Reencontrarse con viejas amistades añade más misterio al asunto, sobre todo con la aparición de Teo y Judas, dos amigos de la infancia que tomaron caminos dispares para forjarse cierto nombre en el barrio y en la propia ciudad. Pero todo empieza a embarullarse de verdad cuando se destapa una trama de trata de blancas y pedofilia. La aparición de todo tipo de criminales y de unos extraños samuráis añade más lío al asunto, un caso que Jazz deberá resolver mientras va soltando leches a diestro y siniestro.
Raúl Anisa Arsís, más conocido como Raule, arma una historia oscura repleta de corrupción donde curiosamente los delincuentes son los que intentan salvar el día de los verdaderos malos de la historia. Aquí no hay héroes, todos tienen sus luces y sus sombras, y lo que realmente les importa es que dejen en paz su barrio. Mientras Home Sweet Home es puramente noir, en Melodía del Raval el guionista cambia la deriva de la historia para darnos un poquito de acción a lo Misión Impossible. Pero ese cambio de deriva no hace perder el rumbo de lo que verdaderamente importa: ir descubriendo poco a poco qué se esconde en el pasado de Jazz. Porque gracias a ese pasado enlazamos con el presente, en el que Jazz debe poner en marcha sus artes de ladrón de guante blanco para robar un objeto de un lugar que parece un fortín. Aquí es difícil no imaginarse a un Arsène Lupin del siglo XXI equipado con la tecnología que tenía Ethan Hunt cuando fue a robar la lista NOC. La parte de novela negra recae sobre Lucía, una periodista de un diario de poca tirada, y Laura, la hermana de Jazz. Las dos mujeres se verán envueltas en una trama de corrupción que pondrá en peligro las vidas de ambas.
Contra viento y marea concluye Jazz Maynard: Trilogía Noir cerrando todas las tramas importantes. El género negro con el que comenzó la serie se diluye en una acción frenética en la que parece que hay ganas de terminar rápido y por todo lo alto la faena. La escena cumbre (al estilo de las películas de Tony Scott de todos contra todos) ocurre en lo alto de la torre Mapfre. Efectiva, memorable, repleta de ritmo y un dibujo soberbio. El arte de Roger Ibáñez ya era una maravilla en los tomos a color, pero en blanco y negro se vuelve más crudo, más duro, más elegante y repleto de contrastes. Su ejecución a la hora de entintar nos deja un Raval de persianas venecianas y de regueros de agua por las calles en el que puedes notar tanto calidez como fetidez; de películas snuff en habitaciones tenebrosas y minúsculas y de locales de jazz a media luz donde sordidez y romanticismo siempre van de la mano. Y si de diseño de personajes hablamos, cabe reseñar como Roger, al principio maneja un estilo con reminiscencias del manga, pero rápidamente encuentra el suyo propio, dotando a Jazz Maynard de un rostro más duro, dejando de lado las caras muy angulosas para crear un personaje con el carisma aventurero de Corto Maltés.
Amigo, muchas gracias por una reseña tan fabulosa. Con tu permiso la comparto en FB e IG. Un fuerte abrazo!
¡No se merecen! Es más, gracias a ti y a Roger por darnos a Jazz.
Saludos y hasta pronto.