Hubo un tiempo en que Jessica Jones pudo haber sido Jessica Drew. Similitudes, al menos, no le faltaban. Como aquella, la que fuera Spiderwoman también abandonó la capa en favor de una vida como detective privada. De hecho, fue precisamente ese el punto de partida que Brian Michael Bendis presentó a la editorial de cómics para aquel nuevo proyecto con un tono más serio y más adulto, con palabrotas, sexo y alcohol, que finalmente daría a luz bajo el sello MAX. Por suerte, quizás porque Marvel prefirió reservarse las posibilidades de ambos personajes, la publicación se decantó por una protagonista desconocida para su papel. Al casting se presentó Jessica Jones. La elección no pudo haber sido mejor y el anonimato, el misterio en torno a la figura de la investigadora y a su desconocido y tormentoso pasado como superheroína, jugó siempre a su favor.
Bendis, sin embargo, nunca renunció del todo a su fantasía de reunir en un cómic a las dos Jessicas por primera vez y cara a cara. Para ello tendría que esperar poco más de un año, en un arco argumental de seis partes (números del 16 al 21) que cruzaría los caminos de la investigadora con una adolescente mujer araña, en paradero desconocido, llamada Mattie Franklin y relacionada con J. Jonah Jameson.
El resultado es este tercer volumen recopilatorio, Jessica Jones 3. Lo oculto, publicado por Panini en una fantástica edición y traducido por Rubén Herrero de Castro, donde su creador hace un poco las paces consigo mismo, al menos se quita alguna espina, y, particularmente de la mano de Michael Gaydos pero también de Mark Bagley, regresa a los orígenes del cómic.
Un fantástico ejercicio a lo “qué hubiera pasado si…” a partir del cual poder cotejar los métodos, personalidades y poderes de las dos investigadoras, que pone en perspectiva, a modo de espejo, cómo hubiera sido la otra Jessica. Y la otra Jessica, muy similar a la nuestra, seduce, es cierto, si no fuera porque ya conocimos esta otra versión por la que es difícil no caer rendido a sus encantos. Con agujeros en la capa y unos superpoderes que resultan más bien anecdóticos, Jones, que no necesita de ningún código moral para hacer simplemente lo correcto, es una perfecta antiheroína de manual, muy a lo Philip Marlowe, para el que, por cierto, el guion se reserva alguna que otra mención.
Con prólogo, como es habitual, de Julian M. Clemente, en el que realiza un excelente repaso por la historia de las mujeres arañas, la adictiva historia de este tercer tomo sobre el tráfico de drogas y mutantes es, además, el arco argumental más violento y más oscuro de los tres volúmenes, más allá del negro relato de Rebecca, por favor, vuelve a casa.
En ella, con un humor mucho más contenido, Jessica Jones 3. Lo oculto abona el terreno donde asentar las bases de su volumen final, ese que popularizó la serie de Netflix, y vemos a una Jessica más rota y reservada que nunca, torturada por su pasado mientras trata de acallar su más terrible secreto. Y es que, por primera vez, aunque a ráfagas y de manera muy tenue, la sombra de Killgrave comienza a asomarse detrás de alguna esquina. Por lo pronto, y aunque algunos tengamos ya algunas precipitadas y televisivas respuestas, habrá que esperar al cuarto y último volumen para que lo oculto, de una vez por todas, salga a la luz. Algo que no sé vosotros pero que, al menos yo, no pienso perderme por nada del mundo.