Leer este libro ha sido para mí como volver a tener dieciocho años y no os hacéis una idea de lo bien que me ha sentado. Y es que, no me importa confesarlo, yo fui una fan incondicional de Jim Morrison en mi juventud. Es más, subo la apuesta, aún sigo siéndolo.
Os voy a contar la divertida historia de cómo conocí al Rey Lagarto. Creo que esto me va a hacer parece muy vieja, pero es un riesgo que tendré que correr. Yo tenía más o menos dieciséis años y era una noche de verano. Recuerdo que no tenía nada de sueño y que toda mi familia dormía. Encontré por mi casa una cinta VHS (ejém, ejém) de alguna de mis hermanas mayores que ponía The Doors y me pareció buena idea verla. Yo creía que Val Kilmer era el propio Jim Morrison. Se parecen tanto en la película y yo sabía tan poco por aquel entonces. Luego ya descubrí que no, que el señor Jim Morrison había muerto muchos años atrás, pero la absoluta fascinación por ese peculiar personaje que nació aquella noche es algo que aún conservo. Comencé a escuchar su música (no había ni YouTube ni leches por aquel entonces), me compré varias biografías, algunos libros de poemas y DVDs. Creo recordar que tenía hasta una camiseta y que convencí a mi madre para que me pintara la mítica fotografía en la que aparece Jim con los brazos extendidos para ponerla presidiendo mi habitación. Así que sí, como veis, yo era una auténtica fan.
Encontrarme de repente con este cómic titulado Jim Morrison, el poeta del caos, ha sido para mí un auténtico flechazo y un momento de nostalgia de lo más gratificante. Quién pudiera volver a tener aquella edad y encerrarse en la habitación a escuchar la música de los Doors. Como no puedo volver atrás, he hecho lo propio: ponerme la música de Jim de fondo para escribir esta reseña. Larga vida al Rey Lagarto.
Como os he contado mi pasado freak con Jim, intuiréis que me conozco su vida bastante bien. Así que, en ese sentido, no hay nada nuevo en Jim Morrison, el poeta del caos para mí. Pero claro, no soy tan tonta. No escogí este libro para aprender sobre Jim Morrison, sino para volver a disfrutarlo y es algo que he hecho en cada una de sus páginas. Con guion de Frédéric Bertocchini y un cuidado dibujo de Jef, el cómic recorre la vida del genial cantante de manera magistral, desde sus comienzos hasta su triste final en París. Se me olvidó deciros que también visité su tumba en el Père-Lachaise de París y fue una auténtica maravilla.
Reencontrarme con mi ídolo de adolescencia en Jim Morrison, el poeta del caos ha sido una delicia. He disfrutado mucho el cómic y sus fantásticos dibujos. Para los que ya sois amantes de Jim, este libro es un imprescindible. Para los que no conozcáis demasiado a Morrison, y no queráis recurrir a las cintas VHS (ejém, ejém again) os recomiendo mucho esta pasada de libro.