Creo que es conveniente que comience esta reseña destacando que El Jinete de la Tormenta, la primera novela (publicada) de Darío Lozano, es una historia divertidísima. Ni por el título ni por la portada me lo hubiera imaginado, ni siquiera por la sinopsis, pero esa ha sido la razón principal por la que me ha atrapado desde la primera página y por la que la he echado de menos cuando no encontraba un hueco para leer.
Yo, que no soy de risa fácil, valoro mucho cuando un libro me hace disfrutar de esa manera. Y es que la forma de ver la vida de Víctor, el narrador de esta historia, recuerda mucho al inolvidable detective sin nombre de las novelas de Eduardo Mendoza, y las rocambolescas situaciones a las que se enfrenta durante el turno de noche del gran hotel donde trabaja, también.
Si El Jinete de la Tormenta se hubiese quedado en un divertimento, ya hubiera quedado plenamente satisfecha, pero es que además es una novela compleja. Solo hay que leer la sinopsis, todo un rompecabezas, para verlo:
«Víctor es una joven promesa de la hotelería que ha sido contratado por el mejor hotel de Madrid para el turno de noche. Convencido de su inminente ascenso a director general, se ha comprado un coche acorde al puesto.
Víctor es un cincuentón divorciado, calvo, gordo y exconvicto, que quema su vida entre un cochambroso apartamento de alquiler de treinta metros cuadrados y su trabajo en el turno de noche de un geriátrico.
Sí, hablamos del mismo Víctor.
El mejor amigo de Víctor es un excéntrico multimillonario, dueño de un pueblo en la costa gallega, acusado de secuestro y pederastia.
Ricardo Espaldier es el seudónimo con el que firma sus novelas el enigmático creador del espía Crusat, una suerte de James Bond español que revienta el mercado con cada nueva publicación y su posterior adaptación cinematográfica.
Ricardo Espaldier es el mejor amigo de Víctor.
Esteban Buonote es un filósofo misántropo que llegó a publicar dos ensayos de escasa tirada por los que los coleccionistas pagan cantidades desorbitadas. Afirma que los Jinetes del Apocalipsis son siete y una vez llegó a ver al quinto: El Jinete de la Tormenta.
Esteban Buonote es Ricardo Espaldier.
Nadie sabe quién es Erika».
Darío Lozano ha sabido manejar a la perfección el ritmo de esta historia, que transcurre a lo largo de tres décadas, aproximadamente, desvelando poco a poco las múltiples caras de los tres personajes protagonistas. Y me resulta sorprendente cómo ha sido capaz de pasar del humor más desenfadado al drama más crudo como si nada, consiguiendo que no me descolgara de la historia por ello y que ni siquiera me chirriara ese radical cambio de tono.
Porque El Jinete de la Tormenta es la historia de la amistad que va surgiendo entre un recepcionista de hotel y un excéntrico escritor a través de encuentros de lo más surrealistas; pero también es un relato descarnado sobre el abuso infantil y el descenso a los infiernos de las drogas y el alcohol. Y por si esto fuera poco, destila amor por los libros en cada página, algo que los bibliófilos como yo siempre agradecemos: anécdotas literarias reales y constantes referencias a cómics, best sellers y clásicos, todo ello aderezado con reflexiones sobre el proceso creativo y sobre los claroscuros del mundo editorial y los medios de comunicación sensacionalistas. Vamos, uno de esos libros que se acaban con una sonrisa y que dan para debatir y recordar durante mucho tiempo.
Por eso, no quiero acabar esta reseña sin felicitar a Darío Lozano por este excepcional debut literario y, de paso, aprovecho para darle las gracias por haberme hecho pasar tan buen rato. No pienso perderme sus próximas publicaciones y estoy segura de que si vosotros os atrevéis a descubrir El Jinete de la Tormenta, tampoco lo haréis.
1 comentario en «El Jinete de la Tormenta, de Darío Lozano»