Juego de Tronos – Canción de Hielo y Fuego – 1

Juego de Tronos, de George R. R. Martin

Juego de Tronos - 1

Mi amada Catelyn,

El cuervo que llevará este mensaje a tus manos no traerá más que noticias funestas. Invernalia se enfrenta a uno de sus peores épocas, y como dice el lema de nuestra casa, el invierno se acerca. Yo, Ned Stark, señor de Invernalia, mano del rey Robert Baratheon, que juré proteger mi casa y a mi familia, no he conseguido ni lo uno ni lo otro. Espero me perdones. Llegan tiempos oscuros, y los rumores se mueven rápidos por los callejones, reptan por las paredes de los Siete Reinos, y son como víboras y arañas intentando morder la garganta de los mejores caballeros. Nos enfrentamos a la noche, oh dioses, y ni siquiera nuestros rezos bajo el arciano podrán salvarnos. La guerra se avecina, y aunque sean las espadas las encargadas de arrancar miembros y degollar gargantas, las palabras son igual de afiladas.

Llegaron noticias de muerte, de antiguas criaturas que se levantaban después de haber fallecido, y este verano que ha durado demasiado tiempo, empieza a desfallecer como mis fuerzas. Las casas Baratheon y Lannister se encuentran en el punto de mira y, más allá, donde el sol parece traer sombras de batallas por llegar, la casa Targaryen intenta recuperar lo que les fue arrebatado hace mucho tiempo. Porque en este Juego de Tronos sólo caben dos opciones: ganar o morir.

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Lejos de nuestra casa, Desembarco del Rey es un hervidero de secretos, de gritos ahogados que buscan la manera de salir por la garganta, y el pueblo se impacienta. Robert Baratheon se niega a escuchar al que dice ser su hombre de confianza, y su única ocupación es beber, cazar, y regar de bastardos cada uno de los rincones de los Siete Reinos. La reina Cersei, con su belleza fría e hipnotizadora ha conseguido unir a nuestras casas, pero sólo eso. Presiento su rabia, su dolor como madre, y sin embargo, todo eso no me exime de sentirme amenazado. Pero hay un nudo en el estómago más fuerte, más prieto, que si bien tiene el tamaño de un gnomo, me impide pensar con claridad. Tyrion Lannister, al que llaman el Medio Hombre, aquel que aborrece la disciplina de las casas reales y saca el jugo a las muchachas hasta dejarlas sin una gota, urde planes en secreto con sus emisarios, como si fueran cuervos negros y ratas que se pasean por las calles con total impunidad. Y en el medio, nuestros hijos, sangre de nuestra sangre. Todos somos pequeños peones en esta trama, en este, como ya dije antes, Juego de Tronos, en el que la posición ya ha estado predicha de antemano. Y este cuervo, que con sus garras podrá llevar este mensaje hasta Invernalia, no tendrá el tiempo suficiente para salvar la vida de nuestros seres queridos.

El tiempo se acaba, como el verano. Por ello, mi amada Catelyn, sé una mujer fuerte, lucha, y no confíes. Recuerda que los mejores secretos son aquellos que se mantienen encerrados a las bocas ajenas. Y en algún instante, cuando empiece esta guerra, reúne las fuerzas necesarias para combatir no sólo las espadas que rodearán nuestras cabezas, sino también las palabras, las intrigas, las confabulaciones que pueblan las calles y los callejones, tanto a la luz del día como de la noche. Porque la historia que estás a punto de descubrir no es un simple cuento antiguo que contar a los niños para aterrorizarlos. Esta es la vida que nos ha tocado, y como un árbol que se arranca de raíz, el Juego de Tronos ya ha decidido quién debe ganar… y quien morir.

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