Trampas agridulces y Piña, pastel o tiramisú: El primer amor, son dos obras de corte shōjo que me han devuelto el amor por los manga. Y claro está que después de haber leído esos dos cómics de Mai Ando no podía faltar en mi estantería el otro de la misma colección: Jugando a las casitas, ¡como recién casados!
Reconozco que el título me hizo muchísima gracia, porque junto con la preciosa y divertida ilustración de la portada, ya nos adelanta que nos vamos a encontrar con una pareja de adolescentes un tanto peculiar que, por circunstancias de la vida, van a tener que desempeñar unos papeles que igual les vienen un poco grandes.
Vamos, que sin haber leído la contraportada ya me atrajo lo suficiente como para querer tener este tomo entre mis manos. Y, una vez que lo tuve, pude saborear las cinco historietas que trae.
A primera vista, este tomo es similar a Piña, pastel o tiramisú, en el sentido de que en los dos encontramos cinco historias cortas con un tema en común: el amor adolescente.
Sin embargo, lo interesante es que, aunque el tema central sea ese amor juvenil, cada historia trata un asunto completamente original y distinto. Y encima todas ellas tienen un objetivo: enseñarnos una lección y transmitirnos un mensaje claro sobre las relaciones de pareja y la madurez.
En el caso de la historieta que da nombre al shōjo, los protagonistas, Nagisa y Asuka, son dos jóvenes que se conocen desde pequeños, pero ahora han crecido y también sus sentimientos. Un día sus madres se van de viaje y para que no se queden solos en casa, les dejan vivir juntos —casi como una pareja de recién casados— hasta que vuelvan. Eso hace que tengan que hacer cosas de mayores como hacer la compra o fregar los platos. Y aunque Nagisa siempre ha visto a Asuka como a un hermano pequeño, las indirectas que este le lanza hacen que la chica le mire con otros ojos.
A mí sinceramente me ha parecido una monada de historia: chico más joven que la chica, chico enamorado desde la infancia, chica que pasa del chico, amigas que intentan emparejarlos, chica indecisa, chica influenciada por la opinión de los demás. ¿Qué pasará al final? No seré yo quien os lo cuente.
Y de hecho, con respecto a las otras cuatro historias, no quiero dar detalles, no sería justo, pues en la contraportada solo se habla de la que ya os he comentado. Solo diré que la tercera me atrapó desde el primer instante por su originalidad y frescura. Me gustó mucho porque el protagonista lleva orejas y cola de gato y se le compara constantemente con un minino.
Ya para terminar no puedo olvidar mencionar algo que es habitual en esta autora: las páginas extra que nos dedica a nosotros los lectores, una charla de tú a tú para reflexionar y conocer detalles sobre ella o sobre los personajes.
Además, en esta ocasión, en lugar de infiltrarse entre historietas, nuestra mangaka deja el contenido extra para el final, donde reúne toda la información que quiere proporcionarnos sobre cada aventura y lo que la llevó a escribirlas.
La verdad es que ese contenido extra me encanta y lo espero con alegría cuando escojo leer un tomo de Mai Ando, porque me permite sentirme más cerca de la autora y del manga en cuestión.
Un manga este de Jugando a las casitas, ¡como recién casados! que nos regala una lectura cargada de pensamientos amorosos, suspiros, miradas y humor. Un shōjo lleno de excelentes y expresivos dibujos que son el alma de cada historia. Y todas ellas, las cinco, nos llevan de unos personajes a otros. Personajes marcados por Cupido, pues este siempre está al acecho para clavar sus flechas en sus corazones adolescentes. Historias donde siempre vamos a encontrar un final feliz que nos dejará un dulce y azucarado sabor de boca.